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La "Nueva Sgae" (o la"Refundación" del pan y las tortas)

Foto del escritor: asesorautorasesorautor

Actualizado: 8 jun 2021

“El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido.”

(Groucho Marx)

Onetti y Reixa presidían Fundación y Sgae en 2012

La llegada de 2012 traería a la Sgae los nuevos vientos de transparencia, democratización, participación y concordia que exigía la situación tras la entrada de la Guardia Civil en la entidad y la detención de su cúpula ante la evidencia de una corrupción galopante que se estimaba en cientos de millones de euros.

Todo ello abrió los ojos de los socios, tan "engañados" hasta entonces, y les hizo ver la perentoria necesidad de proceder a una "Refundación" que daría origen a una "Nueva Sgae", en la que, por fin, todos los socios participarían de la gobernanza de la entidad, que renunciaría a su arrogancia y a su voracidad, para convertirse en un modelo de gestión solidaria y "proactiva", capaz de conciliar los derechos de sus socios con el respeto y hasta el afecto de usuarios y opinión pública.

Sabino Méndez, portavoz del "Mea Culpa" 2011

La primera exigencia, eso sí, era la de la autoflagelación:


Repetid todos conmigo:


¡Hemos sido muy malos y merecemos el castigo que se nos imponga!


¡SEÑOR, SÍ, SEÑOR!


¡Derribaremos la estructura autoritaria, corrupta y opaca que nos ha estado oprimiendo y nos abriremos al mundo con humildad, generosidad y transparencia!


¡SEÑOR, SÍ, SEÑOR!


Todo esto es, al menos, lo que nos contaron, entre otros, y de manera muy especial, pues era el "portavoz oficial" a sueldo de esa Sgae del "Mea Culpa 2011", el hoy vicepresidente de Pequeño Derecho, Sabino Méndez, uno de los principales defensores de la causa de la "Refundación", que se quedó fuera de juego tras las elecciones de 2012, 2015 y 2018, hasta que, en 2020, como candidato de las multinacionales, entró por los pelos en el último lugar de los letristas (con ayuda, dicen las malas lenguas, de la "Providencia" en forma de mesa electoral y de algunas papeletas anuladas a última hora) y que espera agazapado su ocasión, cuando Onetti esté amortizado y el "cerebelo gris" que rige la cofradía "paulista" dé las órdenes oportunas.


Pero... ¿Qué es lo que ha ocurrido realmente en estos años de purgación?



LA SGAE DE LOS 366M€, (hoy venida a menos...)


Sgae vendía su eterna "refundación" aún en 2014

Lo cierto es que, esa Sgae anterior al despertar de 2011, como puede comprobar documentalmente todo aquel que lo desee, había repartido casi 366M€ a sus socios en 2010 (con una recaudación de 341M€), contaba con contratos que garantizaban la recaudación de las TVs y los grandes y pequeños usuarios, y con un "músculo financiero" que le permitía mantenerse firme ante los constantes intentos de presión y la morosidad de algunos usuarios, sin necesidad de someter las liquidaciones de sus socios al arbitrio de los intereses de terceros.


Tenía en 2011, además, después de haber repartido 366M€ a sus socios, con un descuento medio inferior al 15%, un patrimonio neto negativo, sí, pero de -1.022.516€, que había reducido en más de 1,8 M€ respecto del año anterior, lo que daba muestra de la solvencia de la entidad, su rumbo ascendente, y una situación muy lejana a ese límite estatutario que exigiría una subida del descuento de administración.


También había mostrado su compromiso con la defensa de los derechos de autor en un todavía incipiente mercado digital, protagonizado entonces por el intercambio gratuito de contenidos que hizo millonario a más de uno.

Además, había construido una herramienta, la Central Digital, que permitió el acceso al mercado online de repertorios de sus socios que la industria discográfica no consideraba lo suficientemente rentables como para invertir en su "digitalización", lo que los sacaba de un "limbo" virtual y permitía su incorporación al nuevo modelo emergente.


Y había sido fundamental en la lucha por una compensación justa por la copia privada, que se había consolidado en España (como lo había hecho, dicho sea de paso, en el resto de Europa, donde se pagaba esta compensación, sin tanta resistencia orquestada).


Esa Sgae "pre-refundación" contaba también con un prestigio internacional muy considerable, un liderazgo importante en el entorno iberoamericano (que es, no lo olvidemos, la extensión natural del mercado de la mayoría de sus socios) y una posición sólida en nuestro entorno europeo.


Todo esto convertía a esa "próspera" Sgae en un obstáculo para una hoja de ruta que no contaba con los costes de propiedad intelectual en su cuenta de resultados, al menos hasta conseguir una legislación lo suficientemente laxa y una demanda de consumo lo suficientemente entregada a la causa como para imponer un modelo abusivo y paupérrimo para los creadores, aunque para ello tuvieran que convertirlos en "los malos de la película".


Tampoco la veían con buenos ojos quienes aspiraban a imponer un modelo anglosajón del derecho de autor (basado en el "Copyright"), mas "liberal" y especulativo, algo que poco a poco se va moldeando en Europa, con una legislación "ad hoc", inspirada en alguna medida, o, al menos, vinculada en su espíritu aparente, que no trascendente, a la necesidad de evitar episodios escandalosos como el que, supuestamente, había protagonizado la Sgae, intervenida judicialmente y denostada social y políticamente, que exigía una profunda revisión del modelo de gestión colectiva que, precisamente, iría en la dirección que hemos comentado.



OBJETIVO: LA SGAE


La denuncia que provocó la apertura del llamado caso "SAGA" provenía de la "Asociación de internautas" (sus miembros cabían en un taxi, como dijo alguien en su día, pero estaban bien financiados por las operadoras y empresas tecnológicas), la "Asociación de usuarios de internet" (ídem de ídem), y la "Asociación de pequeñas y medianas empresas de informática y nuevas tecnologías", así como de la "Asociación española de hoteleros víctimas del Canon" (que se apuntaron al carro, a ver qué caía).

Y fíjense qué casualidad, todas ellas representativas de usuarios del repertorio Sgae que, de repente, se sintieron enormemente comprometidos con la defensa de los intereses de los autores españoles y se lanzaron a una "Cruzada" para liberarlos del yugo que los oprimía (algo que, colateralmente, claro, les supunía un notable beneficio, como veremos, producto del desprestigio y el práctico desmontaje de la, hasta entonces, solida entidad de gestión, que aprovecharon para implantar una política de morosidad, no solo consentida, sino hasta aplaudida por la "audiencia" nacional, mediáticamente estimulada, y los palmeros habituales.


En este sentido, recuerdo el editorial del diario El País, de 3 de julio de 2011, titulado: "Tormenta en Sgae" , con opiniones como, "La entrada de la Guardia Civil en la sede de la SGAE y la detención de nueve personas, entre ellas sus principales directivos, en una investigación sobre apropiación indebida y delitos societarios, reabre de manera dramática el debate sobre la transparencia de esta entidad”, para añadir poco después que "Este grueso episodio alimenta nuevamente la necesidad de una reflexión urgente sobre el oligopolio de las sociedades de gestión en España... y terminar sentenciando que "Ahora, no bastará con castigar, si así ha ocurrido, a administradores fraudulentos. Han de cambiar tanto personas como un trasnochado statu quo sobre la gestión de los derechos de autor".


El caso es que, diez años después, hemos visto que, aunque no ocurriese así, el castigo se aplicó con dureza, se cambió a las personas que molestaban y se modificó el statu quo a su gusto.


De hecho, días después, el 14 de julio de ese mismo año, otro editorial del mismo diario, titulado "Otra Sgae" , insistía en que "Si hace tiempo que era evidente que la gestión de los derechos de autor debía revisarse a fondo, el desmantelamiento de una presunta trama corrupta y la imputación a altos directivos de la SGAE de delitos por apropiación indebida y administración fraudulenta imponen urgencia a esta revisión" y volvía a sentenciar: "Los abusos y deficiencias del actual sistema habían sido documentados por organismos públicos nada afectos a discursos líricos sobre la piratería" (dejando clara su condena inapelable sobre unos hechos hoy demostrados falsos, con una patente "excusatio non petita" que intentaba desmontar anticipadamente la posible alegación de intereses vinculados con las denuncias).

También lanzaba un mensaje al PP (que como veremos, no tardaría en recoger el testigo), cercano ya al gobierno, respecto de otra cuestión a resolver, avisando de que "Uno de los temas que debería aclarar el PP es qué pasa con la copia privada si desaparece toda compensación, algo que si sucede en el mundo anglosajón es precisamente porque no se permite la copia privada", lo que no expresaba la menor preocupación por los derechos de los autores, no se engañen, sino, seguramente, un mensaje de que la eliminación del fastidioso canon no debería impedir seguir copiando con toda tranquilidad e impunidad.


Ya en 2013, ante la inminente modificación del TRLPI que "la situación exigía" frente a la evidencia del "escándalo" de Sgae (en un tan insólito como revelador ejercicio de anticipación a una Directiva Europea que se anunciaba para 2014 y a la que, lo lógico, hubiera sido esperar, pero había prisa), El País volvía a la carga con un nuevo editorial, cuyo título era más expeditivo (por no pisarles el calificativo), si cabe: "La Sgae como esperpento" , en el que nos decía que "La reforma de la Ley de Propiedad Intelectual impulsada por el Gobierno abre la puerta a una mayor liberalización de las sociedades de gestión de derechos y, por tanto, a su especialización y fragmentación en sociedades más pequeñas, lo que, a la luz de la experiencia, parece lo más adecuado. Al menos, podría impedir nuevos e incontrolables dinosaurios como la SGAE."


La experiencia que los iluminaba, se supone, debía ser la de la corrupción de esa Sgae condenada ya por los medios y la opinión pública (y absuelta por el juez diez años más tarde, cuando, eso sí, el daño ya estaba hecho y los cambios anunciados se habían ya producido), a la que calificaba como un "incontrolable dinosaurio" que había que neutralizar.



¿CUÁNTO NOS HA COSTADO LA "REFUNDACIÓN"?


- En términos de recaudación, el coste para los socios de esa "profunda renovación y saneamiento de la entidad" que anunciaba el entonces portavoz, Sabino Méndez, en 2011 fue de más de 350M€ en sólo los primeros cinco años, en una carrera descendente hasta hoy (con el único paréntesis de apenas dos años - se superaron los 300M€ en 2018 - , que coincidieron, por cierto, con mi etapa como presidente de la entidad, pero cuyo mérito no pretendo atribuirme, ya que lo compartiría, en todo caso, con la Junta Directiva que me acompañó y, sobre todo, lo vinculo a una Administración profesional y competente, a la que no se distrajo entonces con bobadas y libretos particulares, y a una extraordinaria plantilla como la que tenemos, que demostró su compromiso con los socios de esta entidad y que lo último que necesita es que, desde los "Altos de Longoria", vengan junteros y ex-junteros reconvertidos a invadir su terreno y a enseñarles a hacer su trabajo).


- A eso debemos añadir que, ya metidos en gastos y con la opinión pública a favor, el nuevo gobierno entrante decidió dar otro golpe a la pérfida Sgae, cuya culpabilidad era tan incontestable, que ella misma se acusaba y se daba golpes de pecho, suplicando el perdón de sus pecados. Y así, anunció acabar con el injusto "CANON DIGITAL" , que pasó de ser una obligación de fabricantes y distribuidores a una carga para el erario público con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Eso sí, con una importante rebaja que supuso otro descalabro a las entidades de gestión de derechos (incluida la Sgae, a la que las demás, en cierto modo, culparon del desastre, injustamente, como el tiempo ha venido a demostrar).

Casi siete años pasaron hasta que, primero el TJUE y luego el T.S español, certificaran la ilegalidad de la novedosa fórmula del gobierno Popular y obligaran a restituir el sistema anterior (al menos en la forma).


Pero ya saben...


¡Que les quiten lo "bailao"! (a los políticos que nos esquilmaron para ganar encuestas y a las empresas tecnológicas beneficiadas, que nunca bajaron los precios, obsequiándose con unos 100M€ anuales durante ese tiempo a costa de los consumidores que, eso sí, estaban muy contentos y aplaudían el seguir pagando lo mismo y, además, un plus a cargo de sus impuestos, con tal de ver como se ponía en su sitio a la corrupta y malvada Sgae.



- Pero es que, en términos de Patrimonio Neto, pasamos de esos -1,02M€ de 2011 a los -8.5M€ en 2013 y de ahí en caída libre desde entonces hasta los -29.5M€ de 2019 (incrementando el "agujero" en 22 millones más, respecto de 2018, en sólo un año), obligando a la primera subida del descuento medio de administración a los socios en mucho tiempo (que ya es del 20%).

Y, cuando se hagan públicas las cuentas de 2020, éste se habrá incrementado aún más y no es descartable que exija nuevas subidas.



El final ya lo conocemos.


Resulta que, tras más de diez años de hostigamiento y penitencia, las denuncias resultaron infundadas y esos "indicios que apuntan a una "ingeniería jurídico- societaria" adherida a una entidad como la SGAE, la cual posee una naturaleza jurídica controvertida por múltiples razones", tal y como expresaba el Sumario del proceso abierto en consecuencia, resultaron menos "verosímiles" de lo que el fiscal (a quien no se puede negar su entrega a la causa y su perseverancia) había mantenido en sus alegaciones, dando a la postre el resultado de diez años perdidos, un coste que alguien tendrá que asumir y una sentencia absolutoria de todos y cada uno de los acusados, por todos y cada uno de los delitos imputados, lo que deja algunas preguntas pendientes a aquellos que no se conformen con eso de lo siento mucho y borrón cuenta nueva.

Ingresos en Mill de € (el coste de la "Refundación")

Que a la Sgae, con todo ello (o, mejor, por todo ello) le ha ido peor, económicamente hablando, y que ha perdido peso y relevancia, es algo que queda fuera de toda duda.

Los 341M€ de recaudación de 2010 cayeron hasta los 259M€ sólo en el primer año de esa "Nueva Sgae" capitaneada entonces por Antón Reixa (y en la que los Sres.Onetti y Cabal, hoy presidente y vicepresidente respectivamente, eran sus lugartenientes), lo que suponía una pérdida de más de 80M€ en apenas año y medio, todo un récord y una clara muestra de lo que se nos venía encima. Y cayeron hasta 247m€ en 2015.

Ese mismo año, la comentada Central Digital fue "regalada" por Reixa y sus partidarios (de poco sirvió la oposición de algunos, me temo) a "Altafonte". Y digo regalada, porque, no es que se vendiera barata, o incluso se cediera gratis, es que se pagó por que se la quedaran.

Ese fue uno de los primeros “grandes negocios“ de esta Sgae "refundada", a los que se unirían los de CATA, o las ventas de algunos inmuebles, espoleados, eso sí, por un Ministerio de Cultura, que entonces ni siquiera lo era, y que urgía a desinvertir en esa red corrupta de Arteria, que ha resultado no serlo, sin que nadie se responsabilice hoy de ese perjuicio causado a los autores por un claro abuso de autoridad (presionando para una venta en pérdidas, en un contexto económico muy desfavorable), que continuó después con en siguiente gobierno y en otros ámbitos, demostrando que, al menos, en algo son capaces de ponerse de acuerdo los rivales políticos.


NO TODO ES RECAUDAR, CLARO...


Bueno, aunque a la vista está que, económicamente hablando, esto de la "Nueva Sgae" ha sido una hecatombe, algunos dirán que no todo es recaudar y que, al fin de al cabo, hemos construido una Sgae más transparente, más democrática, en la que todos los socios pueden decidir y mucho más abierta a las causas sociales.

Una Sgae que piensa en sus socios y que es un dechado de progreso y virtudes humanas y solidarias.


Pero...


¿Es la Sgae actual más transparente, más solidaria y más democrática que la de 2011?


Si nos atenemos a lo que nos vendían los "renovadores" de 2012 (que no se han bajado del burro desde entonces y que siguen ahí, renovando), lo mejor es recordar sus propuestas:


La AUNIR de Antón Reixa (flanqueado ya entonces por los señores Cabal y Onetti, hasta que decidieron quitárselo de en medio), que ganó las elecciones de 2012 (y que se apoyó, ya entonces, en el Colegio Editorial, supliendo su pobre resultado en Pequeño Derecho, donde entraron solo tres candidatos, incluido Reixa) nos advertía de que "Las lamentables circunstancias que desembocaron en el procedimiento judicial del pasado mes de Julio por presunto delito societario y malversación de fondos, pusieron de manifiesto la necesidad de que los autores afrontemos el protagonismo y la responsabilidad de participar y gestionar nuestra SGAE como única garantía de transparencia y de superación de esquemas despóticos y visionarios" .

Y lo malo es que lo afrontaron, sí, con ellos al frente, que nos ofrecían una "Nueva Sgae" en la que se comprometían, entre otras cosas a:


- Recaudar mejor para repartir más.


- Restaurar la buena imagen de SGAE y los autores.


- Transparencia en la gestión.


- Hacer públicas las retribuciones fijas y variables de los miembros electos de la entidad (estimamos un recorte superior al 50% de lo actualmente establecido), extinguiéndose así la perversión de que la pertenencia a la directiva pueda suponer un medio de vida o un privilegio para los socios que adquieran la condición de directivos.


El caso es que, tras su primer año al frente, la recaudación cayó estrepitosamente, cómo hemos visto ya.

Ni más, ni mejor, sino todo lo contrario.

Su aportación a la buena imagen de la Sgae y de los autores fue una política incendiaria que dio lugar a la mayor división en el colectivo que se recuerda.


Su contribución a la transparencia fue la firma a espaldas de los órganos de gobierno de un acuerdo con las TVs que, denunciado por la CNMC, nos costó una sanción millonaria. O los acuerdos opacos para la desinversión de ARTERIA (que luego denunciarían los propios Onetti, firmante del mismo como Presidente de la Fundación, y Cabal, para librarse de un Reixa que empezaba a ir por libre y se les había ido de las manos, para lo que, como siempre, contaron con la anuencia del banquillo editorial, para el que el gallego estaba ya amortizado).


La "vieja sgae" de 2010 nos salía más barata...

Lo de las Retribuciones de los miembros electos y el anuncio de un "recorte" del 50% tiene ya guasa de verdad.

Lo cierto es que en 2010, antes de la llegada de los "renovadores", la Junta Directiva se reunió 4 veces en todo el año (lo que suponía una reunión trimestral, suficiente para ejercer su labor de control y aprobar aquellas propuestas que fueran necesarias para la gobernanza de la entidad).

El Consejo lo hacía una vez al mes (11 reuniones en el año, exceptuando el mes de agosto).

En esos "Órganos Electos" (anteriores a la "Nueva Sgae") nadie jugaba a "ejecutivo", ni se interfería en el día a día de la casa, que gestionaba la Administración, dando cuenta de ello tal y como era preceptivo.

Tampoco cobraba sueldo alguno ningún miembro de la Junta Directiva, o del Consejo, siendo las dietas de asistencia su única retribución.

Los datos, por cierto, eran ya públicos entonces, lo que hacía innecesaria la propuesta renovadora de los señores de AUNIR al respecto.

Y el total del importe por concepto de dietas de Junta y Consejo de 2010 fue de 197.200€ (y alrededor de 50.000€ más por dietas de Comisiones y Grupos de Trabajo).


En 2012, la Junta Directiva se había reunido ya 5 veces hasta el mes de abril (algo que podía ser justificable en la circunstancia excepcional de una legislatura interrumpida por la entrada de la Guardia Civil y que vivió una situación bastante atípica).


Pero es que con la llegada de la nueva Junta, en mayo, la de los "renovadores" de la "Nueva Sgae", con la AUNIR de Reixa, Cabal y Onetti a la cabeza, la Junta Directiva se reunió otras 8 veces más, y 13 veces el Consejo (que, además, pasó de 12 miembros a 14).

El coste de los primeros 8 meses (con agosto de por medio) de gestión de la Junta de la "Refundación", que iba, se supone, a recortar un 50% las remuneraciones de los directivos se saldó con un coste por reuniones de 399.175€ (es decir, más de 150.000€ por encima del año 2010, o el 2011 al completo).

A partir de ahí se fueron aumentando el númeúro de reuniones y creando nuevas Comisiones y Grupos de Trabajo, y esa cifra no paró de subir, siendo en 2019 de 825.632€.


A esto habría que añadir que, por primera vez, se crearon cargos remunerados para miembros de la Junta Directiva.

Bueno, no exactamente, ya que la Junta de 2011 (recien electa el día de la entrada de la Guardia Civil), que fue la "bisagra" y el preámbulo de la "Refundación", ya creó el puesto de Portavoz de la Junta Directiva (con sueldo incluido, al margen de las dietas) para el Sr. Sabino Méndez, actual vicepresidente.

Lo que hizo la Junta de 2012, liderada por los "renovadores" de AUNIR (luego PLURAL y ahora, creo, ADA, o algo así, léase, otra vez Cabal, Onetti y los acompañantes de turno) fue, no sólo mantener esa "portavocía remunerada", sino añadir otros cargos con sueldo, como los nuevos "directores institucionales de Fundación" (uno por Colegio), a, si no recuerdo mal, unos 1.200€ al mes (dietas aparte).

De esta forma tan original asumían su promesa electoral de "extinguir así la perversión de que la pertenencia a la directiva pueda suponer un medio de vida o un privilegio para los socios que adquieran la condición de directivos", algo que hoy, en la Sgae del Sr. Onetti, es ya una costumbre para directivos o ex-directivos (como el caso de los 3.000€ mensuales del presidente de Fundación Sgae, Sr.Solana, no sabría decir en base a qué cargo o función, también aparte de sus dietas como consejero, o el más insultante del Sr. García Pelayo, nombrado director de algo, con un sueldo de 120.000€ anuales a cargo de los socios).

Lejos pues de extinguir "perversión" alguna, lo que ha supuesto la famosa "refundación" ha sido todo lo contrario, es decir, consolidar esos privilegios y convertirlos en un medio de asegurarse lealtades (a costa de los socios, eso sí) y en el caso de Solana y Pelayo, quizás también remunerar su entrega y dedicación en la captación de votos (con la estimable ayuda del Sr. Fasero, dicen) en los procesos asamblearios y electorales (lo que les llevó a ser denunciados en 2020 por el entonces directivo Cliffton Williams, denuncia que, por cierto, nunca llegó a investigarse y que sugería la falsificación de papeletas y delegaciones).


Lo que está claro es que esta "Nueva Sgae", lejos de ser más transparente, es mucho más opaca y costosa para los socios que la vieja, además de mucho menos eficiente en términos de recaudación.

La mejor forma de evitar el desastre es caer en él...

Hasta el propio Onetti reconocía hace unos meses que "Lo fundamental ahora es que Sgae recaude más" (como si llegara nuevo a una Junta Directiva en la que llevaba ya dos años como vicepresidente).

Otra cosa es que sepa cómo hacerlo y eso parece que no es lo suyo. De hecho, como ocurre habitualmente, en sus declaraciones se perdía en tópicos y en las generalidades de siempre, sin explicar cómo van a recaudar mas, o por qué antes de la "Refundación" (o, incluso, sin irse tan lejos, hace apenas un par de años) se recaudaba mucho más que con la gestión actual (y hablamos del año "pre-covid, que nadie se engañe, que lo de 2020 está por ver).


Basta con mirar las cuentas para verlo.


Quizás por eso, en la web oficial de Sgae sólo podemos encontrar la documentacion de Cuentas y Auditorías hasta 2012 (Año I de la "Refundación") y no las anteriores, que permitirían a los socios curiosos llegar a conclusiones diferentes de las que nos vendieron.



¿Pero es, al menos, la "Nueva Sgae" más democrática y representativa?


Que es más cara para los socios, ya lo hemos visto, como también que es mucho menos eficiente y que ha perdido influencia social y política.

De hecho, se ha convertido en lo que pretendían aquellos que buscaban "neutralizarla", merced a un "escándalo" que ha resultado no serlo, una campaña mediática que hizo el "trabajo de campo" y una legislación a medida de intereses contrarios a la gestión colectiva.


Pero eso sí, hoy puede votar mucha más gente y pueden hacerlo electrónicamente.


Pero, antes de perdernos en celebraciones, vamos a intentar resumir lo que esto ha supuesto en términos de representatividad, democracia y participación, y, tal vez entonces, la cosa no sea para tanto (sobre todo, una vez visto el coste de la "película").


La Sgae cuenta hoy con unos 120.000 socios, una cifra algo ilusoria que, sin embargo, ha servido para criticar su sistema de "voto ponderado" (habitual, por otra parte, en las entidades de gestión en todo el mundo, a menudo incluso más exigente en la cuantia mínima exigida) que arrojaba una masa social de poco más de ocho mil votantes potenciales antes de 2012. Y digo ilusoria, porque no recoge una realidad profesional, ya que de esos 120.000, apenas seis mil pueden considerarse mínimamente profesionales, con una recaudación de alguna relevancia y, por lo tanto, interesados en alguna medida por la gestión de la entidad.

La realidad es que la participación en asambleas y elecciones solía rondar los seiscientos a mil socios (incluidos votos por correo y delegaciones), un porcentaje pequeño de los votantes potenciales, que, en número de votos era mayor y reflejaba una realidad profesional (Sgae no es una ONG, ni una asociación pública, o política de representación ciudadana, sino una asociación privada que defiende intereses económicos de sus socios y gestiona el dinero de estos).


En 2012 se implantó el llamado "voto social", que amplió los votantes a unos 20.000, de los que unos doce mil accedían por primera vez a ese voto, para lo que se exigía haber ingresado como mínimo el importe de una mensualidad del salario mínimo interprofesional (por aquel entonces de poco más de seiscientos euros) en los cuatro años anteriores. Con ello se proclamaba una "democratización" que permitiría una mayor participación, algo que, nos decían, era un "clamor social" que marcaría una nueva etapa y consolidaría esa "Nueva Sgae" que nos habían anunciado a bombo y platillo.


La realidad, sin embargo, es tozuda y ese supuesto "clamor" no se tradujo en un aumento significativo de la participación, que mantuvo su linea habitual, ya que fueron muy pocos (no sé si llego a un par de cientos) los que se apuntaron en el mejor de los casos y la participación de esos nuevos votantes que "esperaban ansiosos" su oportunidad, apenas se hizo notar y, desde luego, ni justificó el coste generado por la medida, ni las expectativas anunciadas por los "Arcángeles" de la "Nueva Sgae".


La "segunda taza" de caldo vino con la nueva Directiva Europea y su consiguiente transposición mediante la reforma del TRLPI, que exigían el voto para todos los socios, algo que excitó mucho al ministerio (junto con el voto electrónico, que no quieren para sí, pero que nos imponen a nosotros por "higiene democrática", o vaya usted a saber por qué), todavía muy motivado por la "presunción de culpabilidad" de un caso SAGA que aún no se había desmontado por una sentencia absolutoria.


Esto es algo que otras entidades, aquí y en el resto de Europa (en ese caso con la ayuda de sus legisladores, menos mediatizados y, parece ser, mejor asesorados), gestionaron con sensatez, focalizando la cuestión en la definición de la cualidad de socio, congeniando así el espíritu de la Ley con el sentido común. Pero no así nuestros "renovadores" (los de siempre, acompañados hoy por una tercera generación de recién llegados, abducidos por "la llamada del deber remunerado"), que parecen dispuestos a dar voto en la entidad a todo aquel que pase por ahí, si con eso pueden conseguir que su calamitosa gestión pase algo más desapercibida, al menos entre un gran número de votantes a los que da igual ocho que ochenta, pues nada les va en ello - "Vota a Gundisalvo, ¿a usted qué más le da?"- (si le suena el chascarrillo, o está ya vacunado, o le falta muy poco) y así aumentar la base de algoritmos para el ya mencionado "tridente" de Longoria, que controla las "alineaciones" y el VAR.


Otra de las singularidades de esta Nueva Sgae de la "democratización" es que, en la Asamblea en que debía aprobarse la modificación estatutaria que daría voto a aquellos de entre esos 120.000 socios que aún no lo tenían, se convoco y se permitió votar a todos ellos, en un disparate sin precedentes que contó con la aprobación, al menos tácita, del propio Ministerio, que avalaba así el improperio jurídico (como hoy parece avalar la ilegal convocatoria de la Asamblea del próximo 23 de junio, habiendo sido advertido de ambas cosas).

VIDEO PROMO ASAMBLEA 2020

Pese a todo, incluido el categórico mensaje del señor Onetti, que proclamó la buena nueva de la Sgae de los 120.000votantes, en, probablemente, el mayor esfuerzo en comunicación de los últimos tiempos, haciendo de ello una causa personal y una llamada a los desheredados de la tierra autoral, los resultados fueron más bien decepcionantes.


La asamblea de julio, la primera bajo su presidencia, fue, hasta la fecha, la que menor porcentaje de participación ha tenido en la Historia reciente de la Sgae (1.925 de los 120.000 socios tan reivindicados por el Presidente, cuya atención no parece haber conseguido, lo que suponía poco más de un 1,5% del censo).


Pero es que la extraordinaria de Noviembre de 2020, ya oficialmente consolidados esos 120.000 votantes potenciales y con ese voto electrónico que iba a ser la panacea democrática (y a la que, además, se asistía también desde casa, al ser "telemática", un modelo al que Onetti parece haberle cogido gusto) se saldó con un nuevo récord de participación (a la baja), con sólo 747 socios en total (de ellos, apenas 50 en una sesión telemática con casi más técnicos que socios y el resto entre voto electrónico anticipado y delegaciones, la mayoría "made in Pelayo/Solana y cía"), lo que suponía un modestísimo 0,62% de la masa social convocada.


Eso sí, el presidente no se cortó un pelo a la hora de airear con todo lujo de detalles (salvo los que reflejaban la realidad, claro) que... ¡sus propuestas habían obtenido el apoyo del 96% de la Asamblea!, felicitándose por el éxito de su liderazgo.


Es decir, que esa "Nueva Sgae" del Sr. Onetti se sustenta, en realidad, en menos de un 0,60% de los socios.


Tal vez, por eso quiere repetir la fórmula este 23 de junio, y así nos endosará alguna otra perla democrática, como la última de suprimir la primacía del voto presencial sobre cualquier voto previo (como ocurría antes de su "reforma democrática" en esa "Sgae tiranizada pre-onettiana" de la que nos han liberado).

Porque ahora, si un socio que votó electronicamente asiste a la Asamblea y en ella, como consecuencia del debate (para eso están las asambleas, ¿no?) cambiara de opinion, no podrá expresarlo con su voto.


Sencillamente, porque, no tendrá derecho al mismo, siendo un mero observador al que, todavía, creo, eso sí, le dejarán hablar, al menos hasta que le corten el micro (como apuntaba el actual y sempiterno vicepresidente, Sr. Cabal).


En definitiva, esta "Nueva Sgae", que recauda peor, que nos cuesta más cara y que es menos eficiente, tampoco es más democrática, ni participativa.


¿Más social, al menos?


Me temo que tampoco.

¿Se acuerdan ustedes de los anticipos, o de esa póliza de SEGURARTE que cubría su actividad profesional?

Pues eso es ya también parte de la "siniestra historia de la corrupta Sgae de antaño" y de ambas nos han liberado Onetti y su Junta Directiva en esta "Nueva Sgae" que se cae a pedazos, con mas agujeros en su caja que un queso de Gruyere, pero que sigue pagando sueldos y prebendas a junteros y ex-junteros, creando cargos a medida de los compromisos políticos, aunque sea a costa de subirnos el descuento y retirarnos anticipos y pólizas de seguro.


CONCLUSIÓN


Lo que saltará a la vista, para todo aquel que consulte la documentación disponible y quiera comprobar las cuestiones aquí comentadas, es que, con la tan cacareada "REFUNDACIÓN" de nuestros "renovadores" y "democratizadores" a sueldo, los socios no hemos conseguido sino "Un Pan con unas Tortas".


Y en realidad, ni siquiera eso, porque el pan se lo han llevado otros.


Lo que es a nosotros, solo nos han caído las tortas...



José Miguel Fernández Sastrón

(6 de junio de 2021)

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