"La SGAE concede la autonomía al sector audiovisual".
Ante la lectura en los medios de comunicación del anuncio que traslada a los socios el vicepresidente audiovisual de Sgae, Antonio Onetti, en nombre propio y de los miembros de su colegio en la Junta Directiva, considero muy necesario hacer algunas matizaciones que, creo, serán del interés de los afectados (que son, en definitiva, todos los socios de la entidad, empezando por el colectivo audiovisual).
El comunicado en cuestión es algo confuso, a lo que ayuda el anuncio del propio Onetti en su cuenta de Twitter, lo que explica, seguramente, el titular del diario El País cuando afirma que "Sgae concede la autonomía a los cineastas e inicia su federalización".
Ignora, tal vez, el cronista que Sgae ya experimentó la fórmula de "federación" allá por los años treinta y aquello no dio muy buen resultado (en términos de gestión). La última en federarse, en 1934, fue, precisamente, la recién creada "Sociedad Española de Autores Cinematográficos" (que también tuvo su propia competencia, con la SASA).
En realidad, supongo que este comunicado debería leerse en clave "electoralista", como una llamada del señor Onetti al sector audiovisual, al que pone en bandeja las mieles de una realidad que, al menos de momento, solo está en su pensamiento (y en el de sus actuales compañeros de bancada), en vísperas de una nueva reunión de la Asamblea, a la que volverá a presentarse una reforma estatutaria para su aprobación, tras el rechazo del pasado junio. De hecho, el comunicado está muy en la linea de los habituales de presidencia (todo se pega), como es notorio en la redacción del mismo, más voluntariosa que realista, aunque hay que reconocerle a Onetti una mayor generosidad de la que suele hacer gala Pilar Jurado, ya que él, al menos, comparte el presunto logro con todo su colegio, e incluso con los representantes de las anteriores legislaturas.
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Dice bien Onetti cuando afirma que estamos ante una iniciativa largamente acariciada por el colectivo audiovisual y de ahí probablemente su "oportunismo" en estas fechas asamblearias. Lo que ocurre es que siembra una cierta confusión, creando una falsa expectativa, no por que no estemos ante un hecho plausible, sino porque no existe a día de hoy movimiento efectivo y real en esa dirección, en contra de lo que se pretende aparentar.
- Comienza el comunicado diciendo:
"Buenas noticias. El pasado jueves 5 de septiembre fue presentada en la reunión de la Junta Directiva de nuestra entidad la propuesta de creación de la DIVISIÓN AUDIOVISUAL de Sgae, que a partir de su puesta en marcha gestionará de manera independiente y coordinada todos los servicios de nuestro colectivo en una misma unidad administrativa 100% audiovisual, dirigida por Fabia Buenaventura y bajo la supervisión de la Dirección General".
Hasta aquí no mucho que comentar, excepto que, si bien son sin duda buenas noticias, lo que no son es nuevas, ni requerirían de comunicado alguno.
Desde hace muchos años existe un departamento Audiovisual en Sgae (una "División", si así lo prefieren). Tampoco es una novedad la persona que se propone para dirigirlo, Fabia Buenaventura, que lo viene haciendo desde hace unos años, como tampoco lo es el hecho de estar bajo la supervisión de la Dirección General. Llama, eso sí, un poco la atención el público entusiasmo ante este proyecto por parte de Buenaventura, a quien se le supone un conocimiento de los procedimientos formales de la entidad necesarios para una iniciativa de esta envergadura (y también de la realidad económica de su entorno), y que no debería contribuir a extender una falsa expectativa que, a día de hoy, no se apoya en realidad efectiva alguna.
Entiendo que suena muy bien, en ese lenguaje propio del "pilarismo", eso de que la nueva DIVISIÓN AUDIOVISUAL "gestionará de manera independiente y coordinada todos los servicios de nuestro colectivo en una misma unidad administrativa 100% audiovisual", pero no es otra cosa, en definitiva, que lo que un departamento que hoy existe, dirigido ya por esa persona que se menciona, viene haciendo desde hace mucho tiempo.
- Continúa el comunicado, tras un agradecimiento a la presidencia y demás miembros de la Junta Directiva, diciendo:
"La puesta en marcha de la DIVISIÓN AUDIOVISUAL permitirá reunir todos los recursos humanos y materiales necesarios para la gestión de los derechos audiovisuales, que hasta ahora se encontraban dispersos por los distintos departamentos de la casa (socios, operaciones, sistemas, etc.), a fin de ofrecer un servicio integral, ágil y especializado de todos los procesos de gestión de nuestros derechos: registro de obras, contratos, documentación, reparto, tarifas, comunicación externa e interna, relaciones con los socios y las sociedades extranjeras, reclamaciones, análisis del mercado, desarrollo de herramientas informáticas, etc. Y todo ello complementado con las funciones de los departamentos comunes de la casa, en todas las áreas que no sean estrictamente específicas del audiovisual".
Aquí ya sí es más novedoso, aunque algo impreciso y, desde luego, no muy realista.
Empezaremos por esa unificación de recursos:
¿Quiere decir que habrá un departamento de socios, de comunicación, de operaciones y de sistemas propio del Audiovisual y que dependerá de Fabia Buenaventura?
¿Y serán, por lo tanto, independientes de las actuales direcciones?
Porque hoy ya existen, dentro de cada departamento, personas dedicadas a ese repertorio y que hacen muy bien su trabajo.
En el caso de "Socios", ya existe una atención específica y personalizada a los socios del Audiovisual, como también una comunicación propia (como demuestra, sin ir más lejos, el comunicado que nos ocupa hoy).
En lo que respecta a "Operaciones", pensar en un departamento independiente y exclusivo es, con perdón, conocer poco su contenido y funciones en una entidad de estas dimensiones que gestiona derechos tan variados y complejos. Y ya si hablamos de "Sistemas", la idea de un departamento separado es directamente delirante (seguramente no se ha prestado mucha atención al presupuesto que requiere un departamento de Sistemas).
La gestión de una entidad "pluridisciplinar" como la nuestra, exige, desde luego, una atención individualizada a cada colectivo, lo que se suele resumir en personal especializado dentro de los distintos departamentos, capaz de atender a las diferentes casuísticas. Lo que parece poco eficaz y más costoso es la creación de departamentos independientes, sujetos a direcciones diferentes, y creando burocracias adicionales que no harían sino aumentar los costes de gestión y con ello, necesariamente, los descuentos de administración.
En todo caso, supongo que habrán estudiado las repercusiones económicas de la propuesta y habrán hecho cuentas de los costes de la misma, aunque no estoy muy seguro de eso. Onetti es hombre de letras.
La cuestión tarifaria merece un capítulo aparte y, en todo caso, obviar hoy que el repertorio audiovisual deberá fijar tarifas homogéneas, consensuadas con la competencia y de acuerdo a la metodología legal es lanzar campanas al vuelo.
Eso con, o sin autonomía.
La gestión más importante y urgente en este entorno es alcanzar un acuerdo con DAMA para conseguir la mejor tarifa posible frente a los usuarios, que ven en la actual división una ventaja en sus negociaciones. Porque la competencia no se va a producir en el valor de las tarifas (algo que sería letal para los autores, de una y otra entidad), que tendrán que ser análogas por ley, sino en la calidad de los servicios prestados a los socios.
Tampoco parece el comunicado muy versado en la nueva LPI cuando habla de arrogarse competencias en la cuestión del reparto, que es hoy competencia en último término de la Asamblea General, que deberá ratificar cualquier reglamentación al respecto.
Y la Asamblea son todos los socios, sin posibilidad de división alguna.
- Resulta confuso también cuando dice que "SGAE cuenta en la actualidad con casi 12.000 socios guionistas, directores y músicos audiovisuales que representan más del 85% del repertorio nacional, y que en 2018 recaudaron más de 30 millones de euros en un marco de competencia que ningún otro colegio ha tenido hasta ahora, y que en los últimos siete años se han beneficiado de una inversión de 14 millones de euros en promoción de su repertorio, formación y ayuda social a través del área audiovisual de la Fundación Sgae".
De hecho, teniendo en cuenta una recaudación de 30 millones de euros en 2018, como comenta el Vicepresidente Audiovisual (y que lleva camino de ser menor en 2019), no es fácil atender a sus expectativas. Es importante manejar las cifras con rigor, evitando un cierto "triunfalismo político" que, a la postre, no se corresponda con la realidad.
En primer lugar, mezcla Onetti guionistas y directores con músicos del audiovisual (omitiendo, por cierto, que, según ese criterio, debería incluir a los editores que administran repertorios audiovisuales, y muy concretamente a las multinacionales, que gestionan el más importante en volumen de recaudación), lo que es ya de por sí una licencia que se otorga con demasiado entusiasmo, ya que, de hecho, ninguna entidad de gestión de derechos audiovisuales gestiona la música. La casuística de la música audiovisual es, además, muy diferente a la de guión y dirección, no solo porque la mayoría de los músicos audiovisuales se dedican también a otras actividades dentro de su profesión, sino porque sus posibilidades a la hora de reservarse los derechos exclusivos son mayores y porque su obra puede tener una vida independiente de la obra audiovisual a la que pertenece. Eso sin contar con el caso de las obras preexistentes añadidas a la obra audiovisual, que son en general obras de Pequeño Derecho.
El problema es que seguramente no se haya consultado suficientemente este proyecto con representantes relevantes del colectivo de música audiovisual, más allá de Antonio Meliveo, supongo, el actual representante del colectivo en la Junta Directiva, que parece bastante alejado de la realidad del sector y que no cuenta precisamente con la confianza de sus colegas (en MUSIMAGEN, la asociación más importante del colectivo, hay, dicen, una manifiesta oposición a las tesis del Meliveo. Y no les falta razón).
En segundo lugar, cuando habla Onetti de que Sgae representa al 85% del repertorio Audiovisual nacional, debería plantearse que porcentaje representa ese repertorio dentro del 100% del repertorio Audiovisual gestionado en España, y se daría cuenta de que, a día de hoy, Sgae no es ya el "primo de Zumosol" del sector, en beneficio de DAMA, que ha ocupado la mayor porción del mercado, eso sí, gracias a repertorios internacionales (especialmente el norteamericano), que eran los que proporcionaban a los autores nacionales de Sgae el colchón que, entre otras cosas, permitía esa "inversión de 14 millones de euros en promoción de su repertorio, formación y ayuda social a través del área audiovisual de la Fundación Sgae" en los últimos años, a la que se refiere el vicepresidente.
Pretender decir hoy a los socios Audiovisuales que con una recaudación de 30 millones (seguramente menor en 2019, lamentablemente, insisto) podrán hacer frente a departamentos independientes, con "todos los recursos humanos y materiales necesarios para la gestión de los derechos audiovisuales", incluido el "desarrollo de herramientas informáticas" propias, y, además, contar con 2 millones de euros al año para la "promoción de su repertorio, formación y ayuda social a través del área audiovisual de la Fundación Sgae" es ser muy de letras, o intentar crear falsas expectativas a los socios de su colegio.
Si tenemos en cuenta que el descuento medio de administración de Sgae es del 15%, quiere decir que el señor Onetti contaría, en el mejor de los casos, con 4,5 M de euros para todo ello (lo que, descontados los dos millones para esa actividad promocional y asistencial anunciada, le deja 2,5 millones para financiar su DIVISIÓN AUDIOVISUAL, y eso en el escenario de no hacer aportación alguna a la cosa común).
Salvo que en sus planes esté un sustancioso aumento del descuento de administración sobre el que aún no nos ha informado, o que sea de los que se acogen a eso de "lo mío, es mío y lo tuyo, nuestro", algo difícil de vender.
Tampoco parece Onetti contemplar que, hoy, el colegio Audiovisual, con sus 30 millones de recaudación, supone apenas un 10% del total recaudado por Sgae, lo que hace técnicamente muy sobredimensionada su representación en los órganos de gobierno actuales (prácticamente un 25% de la Junta Directiva) y parece ofrecer mayores ventajas a un matrimonio en régimen de "ganaciales" que a uno en el de "separación de bienes".
Tampoco hace alusión alguna Onetti a la necesaria separación de bolsas, algo imprescindible para esa autonomía anunciada, ni a sus consecuencias para el colectivo en el corto plazo (y tal vez incluso en el largo, de no conseguir el aumento tarifario necesario para llegar, al menos, a la cifra de reparto que le proporciona el sistema actual).
¿En qué consiste la separación de bolsas?
Aunque el año 1998 se desglosó la "comunicación pública" y la "reproducción" del "derecho de remuneración" (específico del audiovisual), la Sgae seguía configurando sus bolsas de música y audiovisual, según su práctica tradicional, considerando la totalidad de lo percibido con independencia de su naturaleza, que luego dividía en función de los tiempos totales de emisión de uno y otro repertorio (música y audiovisual), pero aplicando a los minutos de música un multiplicador de 1,4.
Con ello, evidentemente, se produce una desviación, ya que no hay una relación directa entre lo facturado por un concepto, y lo repartido por ese mismo concepto.
Es una situación poco clara y difícil de explicar a los socios, que intenta corregir con un sistema arbitrario (que se justifica en su consecuencia y no en su criterio) una mecánica viciada en origen.
¡Cuanto más fácil y más transparente sería utilizar un sistema que se basase en la trazabilidad de las cantidades facturadas y las cantidades repartidas, cada una en su propia bolsa desde el principio y sin necesidad de complejos retruécanos para aplicar la diferente valoración de cada derecho!
Porque lo que se hace no es, como parecería lógico en todo caso, dar un valor mayor, acorde con la tarifa superior, a los minutos musicales que a los audiovisuales, sino que se compensa mediante un aumento artificioso del número de minutos musicales (mediante su multiplicación por ese coeficiente del 1,4 (es decir, que si hubiera 1.000 minutos de música, se computarían como 1.400 a efectos de la distribución).
Visto así es perfectamente lógica la histórica animadversión del colectivo audiovisual a este sistema. Y en la forma tienen toda la razón (aunque luego veremos que no tanto en el fondo, algo que algunos ya han interiorizado, llegando a identificar el verdadero "quid" de la cuestión).
Y, claro, surgen las preguntas (que generalmente se han quedado sin respuesta), consolidando el malestar audiovisual y su sensación de estar siendo injustamente perjudicados por una sociedad dominada por los músicos.
- ¿Por qué y quién ha determinado que los derechos de los músicos valen más que los audiovisuales?
No se trata de que los derechos audiovisuales valgan menos. La distinción está entre derechos "exclusivos" y derechos de "simple remuneración". Lo que ocurre es que, en el audiovisual, por ley, los derechos exclusivos se consideran tácitamente cedidos al productor, salvo reserva expresa del autor (que raramente hace, por razones obvias). En compensación a ello, la ley establece un derecho de remuneración para los autores audiovisuales, que es, en realidad, un "plus" y que son los que recauda Sgae.
(ver artículos 88 y 90 de la LPI).
- ¿Por qué se produce esa arbitraria aplicación del coeficiente 1,4 a los minutos musicales? ¿No es injusto añadir minutos a la música, proporcionándole con ello un incremento de su participación en la bolsa común?
¿Por qué no se le pagan sus minutos reales, como se hace con el audiovisual?
Que es arbitrario es evidente, pero no necesariamente injusto, como veremos a continuación.
Si cobramos en relación a unas tarifas diferenciadas, lo lógico sería repartir en la misma proporción. El problema es que, una vez que hemos juntado el importe total recaudado en una bolsa única, independientemente de su concepto, necesitamos un sistema que permita pagar a cada uno en función del valor de su derecho y la fórmula elegida es la que hemos comentado.
Pero lo realmente relevante es el resultado:
Si la aplicación de ese coeficiente resultase en una proporción superior en la bolsa musical de la que se derivaría del mayor valor de su tarifa (aplicada esta a los minutos reales, en bolsas independientes), sería injusto para el audiovisual, que se vería perjudicado.
Pero si, por el contrario, el resultado produjese un incremento en la bolsa audiovisual, dando lugar a una cantidad superior a la que le hubiera correspondido de aplicar su tarifa a los minutos de emisión en una bolsa separada, se verían beneficiados por este coeficiente del 1,4.
Y si se pagase, respondiendo a la última pregunta, dentro de este sistema de bolsa única vigente, los minutos de música reales, sin aplicar coeficiente alguno, se estarían valorando de forma análoga el derecho exclusivo y el de simple remuneración, en perjuicio del primero, lo que sería claramente injusto, en perjuicio en este caso de la música.
La realidad hoy es que, con las tarifas vigentes, la proporción de lo que paga una TV en concepto de música y lo que paga en concepto de derechos de remuneración del audiovisual es de alrededor de un 80/20 a favor de la primera.
El resultado histórico de esa proporción en el sistema actual (con el coeficiente de 1,4 para dividir una bolsa unificada) es muy diferente, y varía según repartos, pero está generalmente en un entorno al 70/30 e incluso un 65/35.
Por ello, cuando Onetti traslada esta propuesta de separación colegial, que implica necesariamente una separación de bolsas (o sería impracticable), esta omitiendo a los socios la primera consecuencia directa de su proyecto, si éste, como propone, se pusiera en práctica de manera inmediata. Este indeseable efecto colateral, naturalmente, sería soluble en un futuro, si se llegara a conseguir una tarifa más elevada para el derecho de remuneración audiovisual, lo que, no hay que engañarse, no es tarea fácil en el actual escenario, con una legislación a medida de los intereses de los usuarios.
Pero la realidad es que, a día de hoy, y hasta conseguir esa nueva tarifa, los socios audiovisuales estrenarían su "división" con una importante caída en sus liquidaciones, algo de lo que Onetti debería informarlos.
- Y llegamos al final del comunicado, que es la parte más literaria:
"Desde la Junta Directiva, los representantes del Colegio Audiovisual seguiremos trabajando para que cuanto antes podamos ver los frutos de este nuevo modelo de gestión, que estamos seguros mejorará la recaudación y el reparto de nuestros derechos de autor".
Desde la actual Junta Directiva, difícilmente podrán ver los frutos de un modelo que aún no existe, y que solo podría existir de alcanzarse un acuerdo amplio en una asamblea y la consiguiente reforma estatutaria, algo que no estará incluido en la propuesta que votaremos el próximo 15 de octubre. Y desde luego, sería, seguramente, muy diferente al que promueve Onetti, simplemente, porque, en estos momentos, no es viable ni rentable para sus socios. Además, como hemos visto, no parece aconsejable antes de negociar una tarifa para el derecho de remuneración audiovisual que permita, por lo menos, mantener su actual reparto (algo que, como ya hemos comentado, ni será fácil, ni depende solo de Sgae).
Francamente, el triunfalismo del comunicado y de su autor causa cierto rubor y no se basa en logro real alguno (sin demérito de sus buenas intenciones).
Personalmente recuerdo gestiones más eficaces, rigurosas y prácticas en la gestión del colegio Audiovisual de la junta anterior, en la que el señor Hermoso, junto con la señora Altares, el señor Gomà y otros, se batieron el cobre, se ocuparon en estudios y simulaciones para argumentar sus propuestas y lograron consensuar importantes avances para el colectivo que defendían. Siempre con números y cálculos trabajados. Ellos sí analizaron la separación de bolsas, viendo que no era fácilmente asumible sin una política tarifaria más agresiva (algo que comparto y que, insisto, deberá ser necesariamente consensuada con DAMA, uniendo fuerzas en una difícil negociación con los usuarios), congelando su propuesta en esa dirección y haciéndola depender de una acuerdo tarifario. Llegaron, incluso a plantear un "reequilibrio" entre la tarifa musical y la audiovisual para el caso de no obtener el aumento deseado por parte de los usuarios, aunque eso es algo que no parece muy aceptable por la parte de la música.
Iban, en todo caso, varios pasos por delante de Onetti y su diagnóstico era mucho mas afinado.
De todas maneras, aunque Onetti no llegue a ver su proyecto aplicado, al menos ha disfrutado de un fin de semana para tres en Roma, junto a la presidenta y Fabia Buenaventura (aunque quizás hubiera bastado con que fuese esta última, que es, después de todo, el "cerebro" de la nueva "criatura").
(*** VER NOTA FINAL CON RECTIFICACÍON)
Viajaron para pedir consejo a la SIAE italiana (una entidad intervenida hace años y que mantiene desde entonces su condición de "pública", algo muy infrecuente en nuestro entorno y con una casuística bastante diferente a la nuestra).
¿Les habrán dicho, por ejemplo, que ellos no pagan el audiovisual extranjero de los países (que son la gran mayoría) que no tienen derecho de remuneración audiovisual?
España no es Italia, querido vicepresidente... (los italianos saben mucho y sus gobiernos protegen su Cultura y a sus autores).
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- Pero si merecía comentarios lo que dice Onetti en su comunicado oficial, no los merece menos lo que calla (y que sí incluía en la versión oficiosa que circuló entre el colectivo).
Terminaba Onetti diciendo a sus compañeros (en la versión oficiosa):
"Por último, sólo señalar que este proyecto de modernización de la arquitectura administrativa de la casa se ampliará en el futuro al resto de colegios, creando sus respectivas divisiones de acuerdo con sus necesidades específicas, siguiendo el modelo de otras entidades multi repertorio europeas que han tenido que adaptarse a un mercado sin monopolio en un marco de competencia. Esto confiere a la DIVISIÓN AUDIOVISUAL un carácter de proyecto piloto respecto a las futuras divisiones que nos convierte en la punta de lanza de un proceso de mayor calado en la necesaria adaptación de SGAE a la realidad de los derechos de autor en la Europa del siglo XXI)".
Parece evidente que el proyecto de Onetti va más allá de lo que nos cuenta hoy, y diríase que aspiran, él y quizás algún otro, a convertir la Sgae en un "Reino de Taifas" en el que conseguir el "trono" que se le escapó (ya en dos ocasiones, tras el cese de Reixa y más recientemente tras el de Hevia), aunque sea fraccionado. Todo ello nos hace pensar que estamos más ante una ambición política (ya se sabe que, para tener poder hay que manejar un presupuesto), que ante un verdadero plan de optimización del colegio Audiovisual y sus intereses (que su propuesta dista mucho de ser).
Al margen de este lapsus, prudentemente omitido a la postre, su comunicado sería comprensible, y hasta admisible, en el escenario de una campaña electoral, pero no en el de la información institucional que merecen los socios, a los que se debe informar de hechos, con datos, con rigor y desde la realidad.
Lo que usted hace en este comunicado, señor Onetti, sin haber dado un paso más allá en una reclamación que viene de largo y sin presentar proyecto alguno con la mínima viabilidad y el exigible rigor, es poco más que contar a sus representados un "Cuento de la lechera" a la medida de sus expectativas personales, que poco tiene que ver con la necesaria revisión del escenario audiovisual.
José Miguel Fernández Sastrón
(12 de septiembre de 2019)
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*** NOTA: Antonio Onetti nos envía un documento que acredita que, si bien viajo a Roma, fue con vuelta en el mismo día, y no permaneciendo el fin de semana, como dijimos reproduciendo una información de terceros que ha resultado inexacta (dado que el viaje se produjo efectivamente y con la finalidad comentada). Por ello, la irónica referencia a un fin de semana para tres era improcedente y la retiramos con nuestras disculpas a Antonio Onetti.
Reproducimos su documento.
(En todo caso, desde Asesor Autor entendemos que, al margen de lo anecdótico, la base de nuestra crítica en este punto está en la naturaleza del viaje y la consulta a la SIAE, que creemos innecesaria, manteniendo todos nuestros argumentos en lo fundamental de este aspecto y del contenido global del artículo, así como la veracidad de todos los datos técnicos que contiene este artículo).
(Asesor Autor 16 de septiembre de 2019)
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