"Quien sabe del pasado sabe del porvenir"
(Ramón María del Valle-Inclán)
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Hay ocasiones en que el generoso diccionario de la Lengua Española se queda corto en adjetivos para encontrar aquel que defina en su justa medida y relevancia algunos acontecimientos de la vida y milagros de esta Sgae nuestra, que cada día lo es menos.
Menos Sgae y menos nuestra, se entiende.
Hoy es, sin duda, una de esas ocasiones, si lo que escuchamos sobre lo acaecido en la reunión de la Junta Directiva del pasado viernes, día 14, responde (y no me cabe duda de que sí) a una mínima realidad en su relato.
Tenemos, para comenzar, el asunto del reparto caprichoso y arbitrario que se ha hecho del pago a cuenta realizado por ATRESMEDIA y MEDIASET, incluyendo los argumentos que desde la dirección general de la entidad se han dado a los sorprendidos junteros para justificar el dislate.
Pero es que, el señor Onetti, nos dicen, en otro asunto de no menor calado, en la misma reunión, habría expuesto a la Junta Directiva un acuerdo con el Ministerio de Cultura, a través de la Directora de Políticas Culturales, que obligaría a la Junta Directiva, a cambio de algunas concesiones por parte de la señora Moscoso, a proceder a un cambio reglamentario en materia de reparto que establezca un límite del 15% a la franja de madrugada, frente al 20% actual.
Dicho y hecho.
Pero, empecemos por el primer asunto, el reparto del segundo trimestre de 2021 y de cómo se ha realizado.
El "Restrepazo"
Independientemente de que el porcentaje abonado por los USUARIOS sea mayor, o menor (en todo caso, no es el total facturado, sino un pago parcial a cuenta), lo relevante es el criterio utilizado por el director general, señor Adrián Restrepo (ex-director gerente de la colombiana SAYCO) que ha sido, no el habitual, lógico y correcto de abonar dicha cantidad proporcionalmente a todos los afectados por ese reparto, sino el de aplicar ese pago mayoritariamente a los socios del Colegio Audiovisual, de forma que reciban, no su porcentaje proporcional de lo liquidado por el canal en cuestión, sino el 100% de lo facturado por la entidad en concepto de derechos audiovisuales, primando al sector audiovisual en detrimento de los socios de los demás colegios.
Pero, lo más grave es que no estamos ante un suceso inédito, sino que en el pasado reparto se habría procedido de igual forma, favoreciendo ya entonces a los socios del audiovisual y perjudicando, de manera deliberada, a los demás, esencialmente a aquellos que son titulares, o cesionarios, de derechos musicales (autores de Pequeño Derecho y Editores).
De hecho, la alarma ha saltado cuando, preguntado por cómo debía procederse al reparto, el director general habría respondido que igual que en el anterior, es decir, primando de nuevo al Colegio Audiovisual en perjuicio de los demás socios (esencialmente, de nuevo, Editores y Pequeño Derecho), sin que olvidemos a los socios de Gran Derecho, (aunque estos no tienen un interés relevante en el reparto televisivo) engañados también, ante la mirada atónita de su vicepresidente, algo que, dado que su Colegio es una víctima casi residual, parece menos grave que el "papelón" del vicepresidente de Pequeño Derecho, Sabino Mendez, el ex-portavoz a sueldo de esa "Nueva Sgae post-asalto policial" de 2011, que tan voluntariosamente asumió la culpa de una denuncia que resulto ser un "fake" y que hoy aspira a presidir una entidad que esquilma a su Colegio en dos repartos consecutivos sin que él se entere de nada (como carta de presentación, la verdad, es mejorable...)
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Pero, para los escépticos y aquellos que, habitualmente, se ciñen a la versión oficial, descalificando generalmente las críticas al "aparato" y asumiendo con complacida y dócil resignación los dislates del señor Onetti y sus adláteres, diré que estas afirmaciones no son cosa mía, sino que el propio Secretario General, señor Ezpondaburu (con el que he mantenido profundas discrepancias, públicas y privadas, pero al que hoy reconozco su integridad en este caso) habría enviado un comunicado a los miembros de la Junta Directiva denunciando esta posible irregularidad, conminándolos a tomar cartas en el asunto y asumir sus responsabilidades.
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Además, las sospechas del Señor Ezpondaburu (que ni participa en el proceso de reparto, ni tiene responsabilidad alguna en su casuística) vienen directamente de la alarma que le traslada el director financiero de Sgae, Enrique Soria García-Ramos, que, si bien tampoco es responsable del reparto, sí participa en el proceso, aunque como mero ejecutor de los abonos oportunos, según las órdenes recibidas al respecto (lo que, precisamente, le habrá permitido detectar el manejo del director general, que no ha dudado en advertir internamente).
Es él quien, por lo tanto, a requerimiento de éste, traslada a Ezpondaburu su malestar frente a esta aparente irregularidad, que llama su atención.
No conozco al señor Soria. Pero me tranquiliza saber que tenemos un director financiero que, al menos, no esconde la cabeza bajo el ala, como otros sí parecen hacer, aunque en la junta estuviese algo tibio, según se comenta.
Lamentablemente, en todo caso, mucho me temo que ese no es hoy un valor en alza en la Sgae onettiana.
Lo que también es "vox populi" es que ambos, Soria y muy especialmente Ezpondaburu, están a día de hoy en el punto de mira de los señores Restrepo y Onetti, ya que parece que, en esta Sgae de la transparencia, la solidaridad y el "buen rollito" que nos venden, no hay nada más peligroso que desempeñar con rigor y honestidad los cargos directivos, al servicio de los socios y no de quienes se han erigido en dueños y señores de nuestra entidad, administrando nuestro patrimonio a su antojo, con la complicidad (activa en unos casos y pasiva en la mayoría, con las honrosas excepciones contadas que siempre mencionamos) de una Junta Directiva incapaz de enterarse de lo que está ocurriendo y de los manejos arbitrarios de la dirección, pero responsable última de la trayectoria de una Sgae a la deriva, preludio de ultramarinas puertas giratorias que muchos, dentro de la casa, ya contemplan con estupor.
Y volviendo a nuestros gestores, nada sabemos, sin embargo, respecto de la opinión de la dirección de Radiodifusión y Cable (Casado debe estar muy preocupado, pero se pliega), la dirección de Operaciones (a quien, me dicen, nadie le consultó el tema, pese a ser la más indicada para opinar), la dirección de Sistemas, la dirección interina de socios, la dirección comercial (Fasero, que sí estaba en el ajo, calla "a la gallega") y demás implicados en el proceso de reparto, que no deberían hacer la vista gorda ante esta tropelía, ni olvidar su responsabilidad para con los únicos dueños de esta casa (al margen de otras responsabilidades).
Los socios no lo olvidarán...
Conviene dejar claro que los miembros del Colegio Audiovisual ajenos a la Junta Directiva no son, ni partícipes, ni responsables de esta conducta impresentable de quienes tienen la obligación de velar por todos los socios, ya que, en realidad, aunque beneficiados en esta ocasión, son también víctimas del engaño crónico de este presidente que, según nos comentan, pretende darles una falsa imagen de eficiencia que detenga el éxodo hacia DAMA de este colectivo, aunque sea a costa del resto de socios de los demás colegios, algo que será difícilmente evitable mientras la organización esté en manos del actual equipo gestor, encabezado por el inefable Restrepo y nuestro Tirano Banderas particular.
Entre tanto, son ya más de cien las cartas recibidas de socios de Pequeño Derecho pidiendo la baja de Sgae (algunos hablan, incluso, de casi doscientas, y siguen llegando), aunque, el otras veces tan locuaz presidente no nos ha obsequiado con ningún comunicado al respecto.
La que sí se ha pronunciado, como ya hemos mencionado, y lo hizo durante la reunión de la Junta del viernes, ha sido la directora de los servicios jurídicos, Marta Beca, quien habría defendido este reparto arbitrario, en completa sintonía con el director general, atribuyéndolo a la voluntad de los "clientes", lo que, además de un improperio procesal, es una muestra más de cómo defender su silla (aun a costa de confundir a quienes pagan su sueldo) y asumir los desvaríos de una cúpula implacable con la disidencia).
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La señora Beca, como letrada de cabecera, tiene la obligación de asesorar correctamente a la Junta Directiva y debería conocer el TRLPI vigente y, muy concretamente en este caso, lo que establece el artículo 159, apartado l) cuando dice claramente que "...deberá excluirse la arbitrariedad en el reparto y garantizarse que la participación de los titulares en el reparto sea proporcional a la utilización de sus obras y prestaciones protegidas y, en consecuencia, a la recaudación que contribuyan a generar para la entidad de gestión" (que pese a la redundancia de su estilo, es de obligado cumplimiento).
Es evidente que se ha repartido arbitrariamente, desentendiéndose de la proporcionalidad exigida y de la trazabilidad obligada (por más que Restrepo se escude en ella, puesto que miente y lo sabe). Lo que llama la atención es que la letrada defienda tal engendro, sea por desconocimiento, o por cualquier otra razón. Y que así lo justifique ante la Junta Directiva, obviando lo que establece el artículo 191.3.b del mismo TRLPI y que le recuerdo, por si fuera de su interés:
Artículo 191.
3. Constituyen infracciones graves los siguientes actos:
b) La aplicación de sistemas, normas y procedimientos de reparto de las cantidades recaudadas de manera arbitraria y no equitativa.
Pero es que, incluso si fuera posible esta farsa monumental que nos vende el señor Restrepo y certifica la señora Beca, esta se ajustase a la voluntad manifiesta del usuario, ello resultara admisible, y se hubiera procedido de origen tal y como nos cuenta el creativo director general (me gustaría conocer la opinión de Teresa Cid, insisto, aunque eso no pareció una prioridad para nuestros junteros, ni para el propio director general), mi curiosidad sería aún mayor y no cabría en mí otra inquietud que conocer el criterio aplicado a este reparto (desgraciadamente, no puedo decir que sin precedente, puesto que ya se perpetró así en el anterior), y el detalle de esa "trazabilidad" de la que presume Restrepo (quien, por cierto, no informó a junta, ni consejo de su decisión sobre tales manejos, cuyas consecuencias, que no se engañen, tendrán que asumir llegado el caso, que llegará).
El reparto "a beneficio de inventario" de Restrepo, Onetti y la señora Beca...
Dijo, parece ser, el señor Restrepo, que el reparto era producto de la voluntad de los usuarios (léase A3 y T5) y que estos habían abonado deliberada y precisamente los derechos generados por el repertorio audiovisual, y solo una pequeña parte del musical, lo que justificaba el hecho de haber sido aquel el mayor beneficiado por el mismo.
Él, que había tomado unilateralmente la decisión de repartir de la forma que se hizo, argumenta, según nos cuentan, que se limitó seguir la trazabilidad del pago, y repartirlo a los repertorios a que correspondía, como marca la Ley.
El señor Restrepo debe pensar que los socios de la entidad somos unos redomados ignorantes.
La explicación, eso sí, parece que satisfizo a la mayoría de los miembros de la Junta Directiva, que le escuchaban y asentían complacidos ante su verborrea, pero es que, ni siquiera aquellos que albergaban alguna reserva fueron capaces de preguntarse algo tan obvio como:
¿A qué trazabilidad se refiere el señor Restrepo?
Afirma que el usuario pagó por el repertorio audiovisual, pero no explica en virtud de qué criterio y cómo se llegó determinar la cantidad supuestamente adjudicada en origen a ese colectivo.
- ¿Debemos entender que en función de la tarifa audiovisual desglosada de la ultima tarifa general acordada?
- ¿Conoce Restrepo la metodología del reparto de los derechos televisivos y la diferencia de una licencia por disponibilidad y un pago por uso?
El usuario paga a Sgae por una licencia que le permite la emisión de contenidos musicales y audiovisuales y lo hace de forma unificada, en base a una tarifa que, si bien contempla un desglose porcentual entre ambos repertorios, éste forma parte de un sumatorio que acaba en una bolsa conjunta que la entidad reparte según sus normas internas (y cualquier pago parcial de dicha licencia debe afectar por igual a todos los derechos que contempla).
De hecho, éste ha sido uno de los conflictos internos de la Sgae y causa de las discrepancias colegiales más enconadas, precisamente por la falta de trazabilidad de esos pagos, la arbitrariedad en su reparto y la ficticia separación de bolsas a posteriori (que todavía hoy, la última propuesta de esta Junta Directiva, lejos de solucionar, se ha limitado a prolongar una ficción asumida, mejorando un poco, eso sí, al colectivo audiovisual artificialmente, en lugar de enfrentar la realidad de una necesaria negociación tarifaria de dicho repertorio, de la mano de DAMA, su competencia en el sector, en beneficio real y sólido de los autores audiovisuales, a los que Onetti, en lugar de aportar soluciones definitivas y eficaces, ofrece una zanahoria que nunca alcanzarán, porque no existe, y que ya no engaña a casi nadie).
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El señor Restrepo miente a su Junta Directiva y miente a los socios.
Actuó en la clandestinidad en enero y ahora ha sido sorprendido con las manos en la masa.
Lo sabe él y lo sabe una administración que mira para otro lado y se hace cómplice de una arbitrariedad que no va a quedar impune.
Ni el señor Casado, ni el señor Fasero, ambos al tanto de la toma de decisión de Restrepo, fueron capaces de defender el derecho de los socios a no ser esquilmados por el capricho de un director general que ha demostrado su incompetencia, su arbitrariedad y tanta opacidad como desfachatez en su discurso (animado, seguramente, por la más que previsible exigencia de su audiencia).
La última palabra en este asunto se pronunciará en un juzgado, de eso, a casi nadie le cabe la menor duda.
Pero si pensamos que aquí acabó la cosa, estamos muy equivocados.
El ego del presidente Onetti no podía permitir que el papel de protagonista del obituario de la Sgae recayese en su director general y no tardó en aportar su grano de arena a esta surrealista plaza de los despropósitos en que se ha convertido el Palacio de Longoria...
Tirano Banderas y La Comendadora: el "Pacto de Longoria"
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El presidente que abjuraba de sus funciones, renegando de toda condición ejecutiva y proclamando su vocación institucional, se venía conformando con que le llamaran "Presidente" con la ceremonia debida y hablar de sí mismo en tercera persona. Pero parece que ya se ha aburrido de su falsa modestia y ahora quiere mandar de verdad.
En realidad, siempre ha sido esa su intención, pero su estrategia le aconsejaba el discurso propio de los autoritarios vocacionales, que siempre son los primeros en proclamar todo lo contrario, hasta que se sienten seguros de poder imponer su egregia condición y empuñar con energía y firmeza el bastón de mando, naturalmente, siempre porque las circunstancias así lo exigen (solo es cosa de encontrar la excusa adecuada, o el presunto ataque exterior oportuno).
Y, ciertamente, disfrutan mucho con ello. De hecho, casi siempre, es lo único que hacen, disfrutar de ello, mientras el socio paga sus dislates.
Las diatribas e improperios de Onetti a ejecutivos de la casa, en presencia de junta y consejo, sembrando la confusión y mermando la confianza en la administración, muestra su desconocimiento de las reglas no escritas que cualquier dirigente experimentado respeta (por no hablar de la impresión que a dichos ejecutivos, profesionales preparados y con experiencia en la gestión, debe causarles la osada ignorancia de un presidente que, probablemente, no reúne la cualificación, los conocimientos, ni la experiencia gestora para actuar como becario en cualquiera de sus departamentos).
Además, el aliento en el cogote de un Sabino Mendez pendiente sólo del dedo multinacional, le produce un irrefrenable impulso autoritario y una necesidad mórbida de autoreivindicar una condición de "líder carismático" que sus hechos no contribuyen a extender entre la masa social, en un vano intento de impedir, o al menos retrasar, el destino inevitable que todos, menos él, parecen atisbar.
Como se dice coloquialmente, a Onetti le quedan dos pitillos... (tal vez tres, si se muestra muy, pero, que muy complaciente con la "autoridad").
La actitud con que entró en la reunión de la Junta Directiva es un ejemplo casi arquetípico de la situación.
Después de su ¡Aquí mando yo! (traducción de: el Presidente se ve obligado por las circunstancias a tomar los mandos de esta reunión y dará la palabra al Secretario General cuando le parezca oportuno, dicho más o menos), seguido de un ataque de recriminaciones y descalificaciones dirigidas al Secretario General, que es quien habitualmente ejercería esa función durante la reunión, gestionando el turno de palabra y las diferentes intervenciones, Onetti nos reservaba una sorpresa de la que todavía no me he repuesto (y eso que soy un mero espectador desde la distancia, ajeno a la escena cuya narración me dejó perplejo).
La cosa es como sigue:
1- Onetti propone a la Junta Directiva la aprobación de una reducción del límite impuesto al repertorio de la franja de madrugada, del actual 20% (que es el que la Ley marca como máximo) a un 15%.
De hecho, ya había mencionado en una junta anterior esta posibilidad, que entonces vendió como una exigencia del Ministerio, el cual, siempre según Onetti, estaría presionando a la entidad con acciones disciplinarias de no acceder a ello. Lo que hacía el señor Onetti en ese momento, se mire como se mire, era acusar tácitamente al Ministerio de prevaricar, exigiendo a una entidad privada algo a lo que la Ley no le obliga y, además, bajo amenazas.
Personalmente dudo mucho de que en el Ministerio conocieran esta "fábula onettiana", cuya finalidad era, seguramente, asustar y vencer reticencias a una propuesta de cuya aprobación podía depender el apoyo que lo sustenta en su sillón. Pero, en todo caso, haría bien el señor Guervós en solicitar el acta de esa reunión (e, incluso, mejor, la grabación oficial de la misma) para constatar esta versión y exigir, en su caso, las oportunas responsabilidades.
Por supuesto, Onetti no presento nada por escrito, atribuyéndose esa representatividad verbal ante la confiada Junta Directiva (la confianza, en según que instancias, puede equipararse a negligencia), que, ni siquiera se planteó la gravísima irregularidad que ese mensaje encerraba, ni exigió su confirmación o la oportuna denuncia por parte de Sgae, en caso de confirmarse, ante tamaña felonía.
Pero, en todo caso, su maniobra no prosperó entonces y, por lo que se ve, ha tenido que variar su estrategia.
2-En esta ocasión, sin embargo, cambia el discurso de las amenazas por el de un supuesto pacto con la Directora de Políticas Culturales (Adriana Moscoso), mediante el cual, a modo de partida de mus, cambiarían amarracos en mutuo beneficio.
La base de dicho acuerdo sería el compromiso de la Junta Directiva de aprobar el nuevo limite de un 15% a la franja de madrugada, a cambio de la "terminación convencional" del apercibimiento ministerial de septiembre de 2019 y un desistimiento mutuo de los diversos recursos que se han ido interponiendo las dos instituciones.
Ahora, por lo visto, el Ministerio no amenaza, sino que propone un cambio de cromos, por el cual, ambas instituciones jugarían una partida en la que Sgae tiene las cartas (y, o no lo sabe, o no las quiere jugar) y Moscoso le cuela un órdago a la grande con dos "pitos" en la mano.
Por si hubiese alguna duda, Onetti lo confirmó ante las preguntas de algún miembro de la Junta: la bajada al 15% es una condición "sine qua non" para que el Ministerio acceda a ese desistimiento (y renunciara a "abrir melones" incómodos para la entidad respecto de repartos pretéritos, según nos cuentan, vino a decir el presidente, algo que, de ser cierto, no deja a la señora Moscoso en muy buen lugar, y que requeriría de alguna explicación más detallada, pues invita a pensar en que haría la vista gorda a cambio de cumplir un objetivo que parece interesarle más que el rigor debido a su función tutelar)
Eso sí, además, tiene prisa y debe hacerse antes de la asamblea.
El Ministerio se conforma, por lo tanto, con una aprobación por parte de la Junta Directiva, lo que es, aparentemente, casi "papel mojado", pues no tendría eficacia alguna sin la preceptiva ratificación asamblearia.
Visto así, el señor Onetti habría hecho un acuerdo muy ventajoso, obteniendo el "perdón ministerial" a cambio de un "futurible" sobre cuyo cumplimiento no tiene responsabilidad alguna, pues dependerá de la voluntad de la asamblea (pero de eso ya se ocuparán Pelayo y Solana, que para eso cobran y el voto electrónico, además, da mucho juego).
La cosa es que se aplicará cuando proceda (mientras tanto, el 5% no es un mal interés en renta fija), y a los que mueven los hilos, no sólo les sirve, sino que les conviene, dadas las circunstancias y su generosa resignación, poco antes, ante el "Restrepazo" (piensen, piensen y acertarán...)
La cuestión es que, en cambio, el "triunfo" de Onetti, ese "perdón" ministerial, podría ser un papel más mojado aún que el otro (que, de hecho, insisto, no lo es, aunque pueda parecerlo a los incautos), si tenemos en cuenta que, el expediente sancionador de septiembre de 2019 no parece tener mucho recorrido.
Otra cosa es que, además, así como de pasada, como una "propinilla" sin importancia, ambas instituciones se comprometerían a desistir de los recursos interpuestos entre ellas en estos últimos años, lo que apunta (y no dan puntadas sin hilo desde la Plaza del Carmen) al contencioso administrativo que dejamos interpuesto en 2018 contra el apercibimiento de septiembre de ese año y que no pinta bien para ellos.
¡Otro órdago de farol que Onetti vuelve a comerse, tirando las cartas sobre la mesa!
Dicho apercibimiento de septiembre de 2018 se basaba en varias exigencias por parte del Ministerio a la Sgae:
1- La adecuación de los Estatutos al nuevo TRLPI (algo que ya está hecho y aprobado por el propio Ministerio).
2- Adecuación del Reglamento de Reparto a lo exigido por el nuevo TRLPI, tanto en lo que respecta a su ratificación asamblearia, como a la introducción del límite exigido para la franja nocturna, que es de un máximo del 20% (algo que también está cumplido a día de hoy).
3- Convocatoria de elecciones (cosa que se hizo en octubre de ese año y de hecho, ha habido otras el año pasado, por lo que este punto estaría también superado).
4-Implantación del voto electrónico en elecciones (algo que ya existe también a día de hoy y que, de hecho, se utilizó en la convocatoria de 2020).
¿En qué nos beneficia hoy desistimiento alguno, entonces?
La realidad es que, desde el ámbito de Sgae, dicho requerimiento ya no parece suponer un problema, pues ha cumplido todas y cada una de las exigencias ministeriales (incluidas aquellas que no eran realmente exigibles, como veremos después y que ocasionaron el recurso).
Otra cosa es respecto del Ministerio, verdadero interesado en realidad en ese desistimiento, ya que la cosa podría terminar de otra manera, en el caso de que el recurso Contencioso Administrativo con el que respondimos a ese requerimiento desde Sgae, que fue admitido a trámite y está pendiente de resolución, les fuera contrario. Como antecedente, la solicitud de "medidas cautelares" interpuesta por el Ministerio, con las que pretendía "la remoción de los órganos de gobierno" (dicho coloquialmente, cargarse a la Junta Directiva de entonces, que había osado defenderse de su ataque desproporcionado) fue rechazada por el tribunal, dejando muy claro "No haber lugar a conceder en este trámite la autorización de remoción de los órganos de representación y la intervención temporal de la SGAE solicitada por el Abogado del Estado".
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Dicho más claramente: este desistimiento mutuo de recursos que nos vende Onetti como un logro no es sino otro gol por la escuadra a un equipo de ingenuos, presidido por un prepotente, incapaz de ver hasta la jugada más obvia, que, se supone, debería defender a los socios de esta casa y no tirar a la basura su principal arma defensiva contra un ataque infundado, desproporcionado y guiado por intereses muy poco autorales (con el aplauso entusiasmado del vicepresidente de PD, candidato a suceder a Onetti, que, después de su "Don Tancredo" en el reparto, añade esta medalla a su brillante curriculum como gestor).
La señora Moscoso, si el relato del presidente se ajusta a la verdad, debe de estar pletórica.
No sólo ha cumplido con sus compromisos, sino que le ha tocado la lotería y, además, le ha salido gratis, ya que el precio lo pagarán la Sgae de Onetti y sus socios.
Bueno, más bien estos últimos, porque Onetti y su Junta Directiva van a cobrar lo mismo.
En resumen:
Ya hemos visto quienes ganan y quienes pierden.
Bueno, quizás no todos.
Algunos pensarán que faltan piezas en el relato, pero será porque que no le echan imaginación y porque no se asoman lo suficiente al pasado, ese gran maestro del porvenir.
Pero eso lo contaremos otro día... (o, tal vez, no)
José Miguel Fernández Sastrón
(17 de mayo de 2021)
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