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La tercera "Nueva Junta" de Sgae (en apenas 17 meses)

Foto del escritor: asesorautorasesorautor

"Hemos ganado los nuestros, aunque no sé quiénes".

(Pío Cabanillas)


Cabal, eterno "Alfil" en la sombra, hoy en 1ª línea

Estamos ante la legislatura más convulsa e inestable de la Historia reciente de la Sgae.

Tras el cese de Pilar Jurado, la misma Junta Directiva que la nombró y la sostuvo, tiene ahora la responsabilidad de administrar su legado y enmendar sus errores (que son, por otra parte, en muchos casos, los suyos propios).


Desde entonces, ya han mantenido dos reuniones extraordinarias (y hoy habrá una reunión del Consejo de Dirección), pero, de momento, sólo se han producido movimientos "políticos". Reparto de sillones, para ser más precisos, algo que parece ser la ocupación (y preocupación) más habitual en la actual legislatura.


De hecho, la única decisión administrativa que tomaron, la revocación del nombramiento de Clifton Williams como subdirector general, no parece haber sido muy efectiva. El señor Williams ha asistido hoy a la reunión técnica con AGEDI y AIE para la cuestión de la "ventanilla única" (es de suponer que en dicha calidad, ya que nada justificaría que lo hiciera desde su posición de director de reclamaciones, o coordinador del "Back office", cargos que aún conserva oficialmente y sobre los que tendrá que pronunciarse el consejo, aunque no parecen tener prisa, pese a lo dicho). Clifton se mostró muy activo, hablando en nombre de Sgae.


Mientras, en Longoria, la vida sigue igual...


Lo normal en toda organización, es dar un voto de confianza a la nueva gestión y así lo haremos. Pero, no debemos olvidar que, si bien podemos estar ante una nueva gestión, no estamos ante nuevos gestores, que son los mismos que tomaron posesión de sus cargos en noviembre de 2018, que avalaron (a menudo de forma unánime, sobre todo al principio) la gestión de la recién cesada presidenta y, en apenas diecisiete meses desde entonces, han tenido tres presidentes (contando con el que deberán nombrar en breve, cargo que desempeña hoy de forma provisional el Vicepresidente de Gran Derecho, Fermín Cabal), cuatro Directores Generales, tres Secretarios Generales, dos Directores Financieros, dos Directores de Sistemas, tres Directores de Relaciones Institucionales, de Gabinete de Presidencia, de Comunicación, etc.


No hay gestión, ni organización, que resistan semejante "baile"...

La trayectoria, por ello, no invita al optimismo, todo hay que decirlo, toda vez que las decisiones vinculadas a la reestructuración (demolición, sería más adecuado seguramente) de la Administración fueron colegiadas. La actual Junta Directiva nombró (y blindó por dos años) a Miguel Angel Recio como Director General, que apenas duró unos meses, y luego a su sucesor, Juan Carlos Angaramo, un antiguo directivo de la casa, jubilado, al que hicieron un contrato de 6 meses, ya vencido y ahora reconvertido en un contrato insólito como asesor de la dirección general. Por cierto, en la web de Sgae sigue, a día de hoy, figurando Angaramo como Director General y no aparece el señor Restrepo, el último fichaje de la actual Junta, que ocupa el cargo en la actualidad.

Tampoco aparece el nuevo Secretario General, Eduardo Ezpondaburu, nombrado recientemente por la Junta, en sustitución del cesado (espantado, más bien) Germán Bercovitz. De hecho, según la web de Sgae, no existe un Secretario General (pues no sólo no aparece su nombre, sino que ni siquiera se contempla el cargo).


Todo ello, como decimos, no invita al optimismo.


Tampoco parece razonable que la actual Junta Directiva se presente como un equipo renovador, que viene a examinar la deficiente gestión del último año y medio, ya que sus miembros eran (y son) responsables de velar por los intereses de los socios durante esta etapa y debe suponerse que estaban debidamente informados de la gestión realizada, o, al menos, esa era (y es) su obligación.

El nuevo DG no existe, según la web de Sgae

Por eso resulta algo inquietante (y, en alguna medida, desconcertante) la lista de asuntos que, según nuestras fuentes, van a abordar en el consejo de hoy miércoles (y no son cosas sin importancia, precisamente).


Parece ser, por ejemplo, que el Director General (ese ente inexistente, que no aparece mencionado en el directorio publicado en la web de Sgae) va a informar a los consejeros sobre la "situación financiera de la entidad".


¿Quiere ello decir que, a estas alturas, los señores consejeros no estaban puntualmente informados de la misma?

Pues, mucho me temo que, si les informan con el debido rigor, se van a llevar un buen susto.


También, parece ser, van a abordar la cuestión de una financiación de la entidad para este año 2020.


¿A qué financiación se refieren?


Sgae no ha necesitado nunca financiar sus costes de operación (que deben cubrir el descuento de administración y demás ingresos administrativos ordinarios). La única financiación que ha necesitado históricamente la entidad ha estado ligada a los casos de adquisiciones e inversiones inmobiliarias en el pasado, algo que no está previsto en el actual escenario.

Que se plantee la necesidad de financiar a la entidad en 2020, supone reconocer un deficit de caja, que hemos venido denunciando desde hace meses en este blog, que la ex presidenta negaba, pero que los miembros de la actual Junta Directiva no han considerado oportuno, parece ser, contemplar e investigar hasta la fecha y de lo que van a enterarse mañana, después de año y medio en el cargo.

Más sorprendente, todavía, resulta el hecho de que, según nos cuentan, se pretende encomendar esta tarea al señor Angaramo.


¿Existe de verdad el nuevo Director General, Adrián Restrepo?

Y si él no es capaz de asumir esta tarea, ¿no acaban de nombrar a un Director Financiero?


Todo es algo confuso y, si me lo permiten, poco tranquilizador.


También informarán al consejo de la situación de las ayudas extraordinarias adoptadas por la Junta Directiva con motivo de la crisis provocada por el "estado de alarma" a consecuencia del Covid-19. Es decir, les van a informar mañana de la situación de algo que aprobaron ellos mismos hace unos días en la Junta.


Seguramente tendrán que decirles que no hay dinero en caja para las ayudas prometidas por Pilar Jurado, y por ellos mismos.

De hecho, como ya hemos comentado en otra ocasión, ni siquiera hay, técnicamente, dinero para pagar el reparto de junio, que liquida los derechos generados entre junio y diciembre de 2019 (no se asusten, en junio pagarán, pero será tirando de picaresca y utilizando la recaudación del primer semestre de 2020, en un hecho sin precedentes que augura un mal porvenir de cara a repartos posteriores). De eso debieron informarles antes de aprobar medida alguna, pero, ni lo hicieron, ni nadie lo exigió dentro de la actual Junta Directiva (salvo alguna voz en el desierto).


Tendrán que explicar también a los Presidentes de los Consejos Territoriales, a los que han dejado (hablando en términos coloquiales) con "el culo al aire", que de lo dicho, nada de nada y que allá se las compongan con las solicitudes de sus representados (que suman un número importante de socios esperanzados, a los que se ha ofrecido falsas expectativas desde Sgae).


Diríase, visto lo visto, que estamos ante la primera reunión de un consejo formado por los miembros de una nueva Junta Directiva, que heredan una compleja situación a la que tendrán que hacer frente. Pero, la realidad es que, ni son nuevos, ni heredan otra cosa que lo que ellos mismos han propiciado, o consentido, por lo que la exigencia por parte de los socios debe ser máxima.


La actual Junta tiene la oportunidad y la responsabilidad de revocar un pasado reciente muy lesivo para la Sgae y sus socios y afrontar una gestión responsable, que permita recomponer la actividad del día a día y acometer las urgentes medidas necesarias de cara a la recaudación y administración de nuestros derechos, y que derive en una convocatoria de elecciones en cuanto las circunstancias lo permitan, en todo caso en un plazo razonablemente corto. El Ministerio tiene una clara responsabilidad al respecto, debiendo pronunciarse a la mayor brevedad sobre los nuevos estatutos, algo imprescindible, en todo caso, para dicha convocatoria, que deberá ceñirse a una legalidad determinada, sea la nueva, o la hoy aún vigente.


Es impensable considerar que esta legislatura pueda dar más de sí, tras tantos vaivenes y desaciertos, con una Junta Directiva devaluada, cuya irregular composición mantiene sin representación a un importante colectivo, como es el editorial, lo que, sumado a la división de un colegio tan importante, como es el de Pequeño Derecho (de cuyos dieciséis miembros, catorce han sido incapacitados para votar cuestiones relativas al reparto por la comisión deontológica), ha permitido un precedente sumamente grave en la reciente modificación de sus representantes en los órganos de gobierno (y de ello culpo muy especialmente a la mayoría liderada por la exvicepresidenta, Inma Serrano, cuya desafección por los intereses generales y dedicación a sus propios afanes ha sido la causa fundamental de ello, algo que los socios no olvidarán fácilmente).


En todo caso, en estas circunstancias, sin una adecuada, creíble y suficiente representación de la "Música" en los órganos de gobierno, parece impensable que se puedan abordar cuestiones tan urgentes, complejas y relevantes como la anunciada "separación de bolsas", exigida por la CISAC, y otras cuestiones no menores en la agenda.


En otro caso, este nuevo movimiento político no será sino un nuevo episodio de esta legislatura dispersa y fallida, en el que se oirán, una vez más, las voces de siempre, anunciando eso de "Hemos ganado los nuestros, aunque no sé quiénes".

(Ni para qué...)




José Miguel Fernández Sastrón

(22 de abril de 2020)



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