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La vida sigue igual...

Foto del escritor: asesorautorasesorautor

"No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared".

Leer la entrevista de Antonio Onetti tras la pasada Asamblea General tiene algo de entrañable, como de "déjà vu", que nos transporta a la realidad de una Sgae que vuelve a girar sobre sí misma y de unos socios que parecen algo desconcertados sobre la noria, pero poco dispuestos a preguntarse por qué el paisaje se repite a cada vuelta de esta.

La "Nueva Sgae" de Onetti fue inaugurada en 2012 por el gallego Reixa, acompañado ya entonces de los señores Onetti y Cabal, y fue promovida por las mismas "fuerzas vivas" que lo hacen hoy, deseosas de recuperar el poder que perdieron efímeramente, pero que retomarán, sin duda, tras las próximas elecciones. Y lo harán, en gran medida también, gracias a otro "grupúsculo" que ha venido demostrando en esta legislatura cómo buscar su propio beneficio, sin interés alguno por el bien común de los socios, ni los problemas que arrastran la Sgae y la gestión colectiva en general, contribuyendo muy activamente a la situación que vive hoy la entidad y que presagia un futuro más bien desasosegador.


Pero vayamos por partes en este "día de la marmota" en que se ha convertido nuestra sociedad.

Dice el señor Onetti, en su entrevista "post-asamblearia", que "Los socios están por la vía de devolver la casa a la normalidad", mostrando su satisfacción por "el apoyo masivo de los socios a todas las reformas que se han propuesto".

Un mensaje sin duda triunfalista, que muestra una lógica satisfacción, pero no exento de contradicciones (algo a lo que nos han venido acostumbrando durante esta legislatura).

De hecho, no difiere mucho del discurso de su antecesora, Pilar Jurado, tras la asamblea del pasado 30 de enero.

En él, la entonces presidenta, afirmaba que "se está haciendo historia" y que se llega "al final de una época que ha traído demasiadas cosas que no son bonitas".

Sentados a su lado, como aliados y protagonistas de ese éxito, se encontraban los señores Onetti y Cabal (a la sazón vicepresidentes de Audiovisual y Gran Derecho).

Naturalmente, también entonces se había dado un paso definitivo hacia la normalidad institucional, con el aplauso, nos decían, de la CISAC y del propio Ministerio.


Tanto es así que yo creo que los socios empezamos a creer ya que la "normalidad" es esto, lo que dista mucho de la realidad.


La primera contradicción de Onetti es apuntarse con tanto entusiasmo la reforma estatutaria que, según él hoy, acaba de aprobarse y tanto contribuirá a esa normalización.

Y digo contradicción porque, aunque yo estoy de acuerdo con él en este hecho, es decir, en que la aprobación ha sido ahora, es él quien no lo estaba conmigo (y ahora tampoco consigo mismo) hace apenas unos días, antes de la reunión virtual de la asamblea. Porque, en contra de lo que yo decía, el señor Onetti sostenía que los nuevos estatutos (salvo unos pequeños flecos que se sometían ahora a la asamblea) estaban ya aprobados por la asamblea de 30 de enero, lo que es cierto, y por el Ministerio (salvo esos flecos), lo que es más dudoso a mi juicio, dado que no creía en una "aprobación parcial" que planteaba muchas dudas.

El caso es que en razón de esa anunciada aprobación y asumiendo esta vigencia, se convocó a un censo de más de 120.000 socios a asistir (valga el eufemismo, porque justamente, ni ellos, ni nadie podría asistir) y votar este 30 de julio.


¿Cómo, si no, podrían votar esos 120.000 socios que nos anunciaba Onetti con tanto orgullo?


Ahora, ya lo ven, esa normalización que tanto nos cacarearon el pasado enero (entre ellos el propio Onetti) era, parece ser, falsa y no ha sido hasta hoy cuando, por fin, la hemos alcanzado.


Ocurre que los ayer flecos sin importancia se han convertido hoy en una reforma trascendental que nos permite acceder a la normalidad tan deseada y que nos hará funcionar de la forma "más pulcra, transparente y profesional posible", algo que, según Onetti ha recalcado, "no había sucedido hasta ahora". Es decir, que no ocurría durante sus últimos casi dos años de mandato como vicepresidente, ni tampoco durante su anterior etapa como Presidente de la Fundación y miembro de la Junta directiva, allá por 2012.

Pero ahora, ya lo ven, parece que el señor Onetti ha visto la Luz... (un fenómeno relativamente frecuente a las puertas de unas elecciones, por otra parte).


"La participación se duplicó"


También nos ofrece el señor Onetti, esta vez en su cuenta de Twitter, algunos ejemplos de su triunfalista visión asamblearia, en otro canto a unos logros más producto de su entusiasmo que de la realidad (de forma innecesaria, ya que su resultado asambleario ha resultado exitoso y no precisa de estas celebraciones tan "pilarianas", aunque, quizás, todo se pega). Y no dudo de que él lo crea (Onetti, como hemos comentado otras veces, es hombre de "letras" y lo de las cuentas no se le da muy bien, aparte de estar muy mal asesorado por sus "palmeros" de cabecera).

Los socios, además, han demostrado una fe casi inquebrantable en los discursos que desde el poder se les lanzan para distraer realidades mucho más inquietantes, como veremos un poco más adelante. Y están dispuestos a aplaudir las ocurrencias del señor Onetti, como, por ejemplo, que en la pasada asamblea "la participación se duplicó" (no especifica con respecto a cuándo). Eso por no comentar ese delirio internacional que, naturalmente, no detalla (porque perdería mucho encanto, de hacerlo).


Pero el caso es que las cifras desmienten a Onetti de manera clara y contundente:


La participación, no solo no se ha duplicado, sino que, aun habiendo aumentado algo en número de socios, ha sido muy inferior en número de votos con respecto, sin ir más lejos, a la asamblea anterior del 30 de enero.


- Según los datos publicados, la multitudinaria asamblea telemática del señor Onetti contó con la participación de 1.925 socios, que representaban 17.107 votos.

La asamblea del pasado 30 de enero tuvo menos socios, es cierto. Fueron 1.440 los socios participantes, pero representaban 26.336 votos, es decir, más de nueve mil más que ahora.


¿De dónde saca el señor Onetti eso de que se ha duplicado la participación?


No solo no se ha duplicado a la anterior, como hemos visto, y eso que se había convocado a más de 120.000 socios (frente a los algo más de 20.000 en enero), sino que tampoco se ha duplicado a la del pasado junio de 2019, con 1.356 socios y 25.190 votos (otra vez casi nueve mil más que ahora), ni la de 2018 (con 1.720 socios y también muchos más votos, 26.575 que en la del pasado día 30 de julio).

Datos participación A.G 30.1.20

Para hablar de duplicar la participación habría que ir a la asamblea de 2017, que sí tuvo una baja participación en número de socios, 630, pero, una vez más, el número de votos (unos doce mil) está lejos de ser doblado. Y, en todo caso, el número de socios con derecho a voto se ha multiplicado por seis en esta última asamblea (lo que confiere a sus datos de participación un insignificante porcentaje del total, que ya era habitualmente pequeño).

O ya habría que retrotraerse hasta 2012 (Onetti debería saberlo, pues ya estaba allí), aunque no se si tiene mucho mérito, si pensamos que el censo de socios con derecho a voto apenas sobrepasaba los seis mil, frente a los más de 120.000 convocados por Onetti para el día 31 de julio.


Pero ya ven que las cuentas del señor Onetti son más voluntariosas que precisas.

Tal vez por eso, y en un último intento hiperbólico, nos dice que, además, el porcentaje de votos afirmativos (87,33%) es el más alto de la última década.

Es curiosa esa obsesión presidencial por marcar hitos de la década que han desarrollado los últimos ocupantes del cargo.

Curioso y, falso, generalmente.

En este caso, podríamos decir que ambiguo, porque, si bien es cierto que ese porcentaje del 87,3% es más alto que el 85,19% de la asamblea de enero, el presidente hace "trampa", al pretender con ese dato disfrazar la realidad que nos dice que el 87,3% de 17.107 votos es menos que el 85,19% de los 26.575 de enero.

La verdad es que la propuesta de Onetti se aprobó con 14.940 votos a favor y 1.866 en contra (lo que arroja un resultado neto de +13.074 votos), mientras que en enero, la propuesta de Pilar Jurado (y del propio Onetti, no lo olvidemos, que era vicepresidente entonces) tuvo 22.070 votos afirmativos y 3.323 en contra (lo que supone un neto de +18.747 votos).


Para entenderlo mejor: si a la próxima asamblea acudiesen solo 10 socios y 9 de ellos aprobasen las propuestas del señor Onetti (o de quien haga las veces), podría decirse con orgullo y sin faltar a la verdad que se habían roto récords históricos en "porcentaje de votos a favor" con un flamante 90%.

Además, puestos a romper récords y dentro de esa afición a los porcentajes, podría decir el señor Onetti que lo que sí ha conseguido es la cifra porcentual de participación, sobre el censo potencial, más baja, no de la década, sino de la Historia de la Sgae:


¡Un 1,6% !


(lo que viene a significar que sus propuestas han sido aprobadas, en realidad, por una "aplastante mayoría" (el 87% de los votantes, en la más votada) de poco más de un 1,3% de los socios de la entidad (algo que no es demérito de Onetti, propiamente, sino de la desproporcionada y demagógica concesión de voto, ajena a la realidad económica y profesional de la Sgae, que él, eso sí, no solo no ha intentado racionalizar, sino que ha celebrado y anunciado como si fuera una reparación histórica, que se ha adjudicado a título personal).


Sin embargo, no duden de que la mayoría se quedará con el relato "onettiano" de una participación duplicada, unos resultados históricos y un éxito sin precedentes con la aprobación de "la inmensa mayoría de los socios" (que es en realidad apenas el 1,3% de estos), hasta que otro comunicado presidencial futuro le arrebate tan ficticia como efímera gloria.


Pero todo esto es algo anecdótico, sin más relevancia que la comprobación del hecho de que los comunicados que venimos recibiendo últimamente no son sino cantos a la gloria de los presidentes de turno, que distraen así nuestra atención de lo verdaderamente importante.


Porque...


¿Qué es lo que ese 87% de los socios (participantes) aprobó el pasado 30 de julio en la Asamblea General?


La mayoría de ellos, seguramente, no lo sabe, o no con la debida exactitud y conocimiento de causa.


Digo esto, no como una crítica a los votantes o una denuncia de carencia intelectual alguna, ya que, ni es mi voluntad, ni me compete el juzgarlos.

Pero sí debemos tener en cuenta que de los 1.925 socios que votaron, según los datos publicados, solo unos 800 asistieron a la "Asamblea Virtual" (y no sé en este momento cuantos de ellos eran delegados, pero no menos del 50% seguramente, si nos atenemos a la estadística).

Eso significa que, descontando las preasambleas (que han sido prácticamente residuales, lo que no es de extrañar ante la extravagante convocatoria de preasambleas telemáticas cuando la propia asamblea va a serlo), algo más de 1.000 socios votaron anticipadamente de modo electrónico, sin escuchar explicación alguna, ni recibir otra información que la previamente publicada.

No tuvieron duda alguna, ni necesidad de preguntar nada antes de aprobar (en su mayoría) o rechazar (muy pocos) las propuestas planteadas (lease modificaciones reglamentarias, estatutarias, o las cuentas y el informe de gestión de 2019 y, naturalmente, la "política general de descuentos de administración", con aumento del mismo incluido).


Subida del descuento de administración y cuentas 2019.


A este último respecto, por ejemplo, una mayoría de estos "votantes anticipados" han aprobado una subida del "descuento medio", que pasará del 15,46% al 19,97%, sin otra información que el breve documento publicado en la web de Sgae.


¡Probablemente caerán en la cuenta cuando vean cómo sus liquidaciones (ya de por sí mermadas por una paupérrima recaudación) se ven reducidas en un 5% adicional! (y eso durante el próximo año, gracias a que los socios ya cedieron casi diez millones del P.R el pasado enero, en lo que no es sino un "descuento anticipado", a cuenta y que durará poco).

Dado como está la cosa, no lo duden, la subida del descuento será pronto mayor.


Pero es digno de una reflexión el hecho de que no hayan tenido, según parece, la curiosidad de conocer las causas del aumento de ese deficit de más de 29 millones de €, que no refleja tampoco la realidad contable a 31 de diciembre de 2019, ya que sería superior en 13 millones de , que es la provisión sobre la deuda de Fundación (ya de por sí aminorada en un 50% de la deuda real en ese momento) que han eliminado de las cuentas, como tal pasivo, para convertirla en unos ingresos administrativos que oxigenen un activo muy devaluado, algo que se ha convertido en una especialidad de la casa últimamente.


Todo esto está en las cuentas y en el informe de auditoría, naturalmente.

De hecho, ya ocurría en las cuentas de 2018, una vez que la JD actual decidió no aplicar el "Plan de Fundación" que propusimos en la anterior legislatura (y que ahora, ante la realidad que no supieron ver, han retomado de cara a 2020).

Yo lo advertí en la asamblea de 2019 (para disgusto de algún socio que consideraba inoportuna, tediosa e improcedente mi intervención) y así lo refleja el acta de la reunión, pero se me negó la mayor.


Dije que la deuda de Fundación era de más de 26 millones de € ( y a 31 de diciembre de 2019 superaba ya los 32 millones), lo que hacía insuficiente la provisión de 13 millones que se había hecho, debiendo añadir otros 13 millones adicionales. Pero, naturalmente, ello suponía una cifra de patrimonio neto negativo que hubiese obligado (estatutariamente) a subir el descuento de administración (lo que Pilar Jurado y su Junta Directiva, incluido el señor Onetti, que hoy parece caído del cielo, consideraban una decisión políticamente suicida en ese momento), algo que ya hoy no han podido evitar.


¿Qué dice hoy el auditor?


Pues en el informe presentado el pasado 30 de julio a la asamblea es claro al referirse a esta cuestión:


"En relación con dicho crédito y teniendo en cuenta que la Sociedad no había cerrado a la fecha de formulación de las cuentas anuales del ejercicio 2018, un acuerdo con Fundación SGAE encaminado a la recuperación del mismo y que la financiación de las actividades de Fundación SGAE depende, en su práctica totalidad, de las aportaciones que anualmente realiza la Sociedad en su condición de patrono fundador, consideramos en nuestro informe de auditoría correspondiente al ejercicio 2018 que el mismo debería haberse provisionado en su totalidad a 31 de diciembre de 2018 por lo que, el excedente del ejercicio 2018 y el patrimonio neto de la Sociedad a dicha fecha, que se presenta a efectos comparativos en las cuentas anuales adjuntas, debería haberse minorado en 13.595 miles de euros".


Es decir, deja claro que debieron provisionarse 26 millones y no solo 13 millones € y que eso suponía que el patrimonio neto era negativo en 13 millones más de lo que reflejaban las cuentas (que es exactamente lo que yo dije en la asamblea y me negaron sin pudor alguno).

Pese a ello, no se reformularon las cuentas y se burló de esta manera la obligación estatutaria de compensar el descuento. La responsabilidad era del Consejo de Dirección (entre cuyos componentes ya estaban muchos de los que hoy nos venden una nueva etapa de rigor y transparencia, entre ellos, una vez más, los señores Cabal y Onetti), aunque el actual presidente habla de las gestiones de Hevia y Jurado como si no fueran con él y él acabara de llegar.


Con ello, lo que queremos decir es que en el INFORME DE AUDITORÍA de 2019 que han podido leer los socios (tanto los "votantes anticipados", como los demás) se les dice claramente que LAS CUENTAS DE 2018 no reflejaban exactamente LA REALIDAD PATRIMONIAL DE LA SGAE, ya que omitían la obligación de provisión a que hace referencia el auditor, y que, consecuentemente, la Junta Directiva (incluido el señor Onetti, que era vicepresidente entonces) les había dado una cifra del Patrimonio Neto que no se correspondía con la verdadera (y que era negativa en 13 millones más de lo reflejado).


¿Cuantos de los socios votantes creen que han leído este informe de los auditores?


Quiero pensar que muy pocos, pues lo contrario significaría que al 82,95% de los mismos, que han dado su voto afirmativo, les trae sin cuidado que sus gestores se permitan faltar a la verdad en las cuentas de la sociedad de forma tan descarada, una vez que así se desprende, sin duda alguna, del informe de auditoría.


Pero, además, si han leído el informe completo y han estudiado las cuentas (esas que han aprobado tan alegremente) verán que el deficit patrimonial actual de 29.507.254€ es también una cifra artificiosa. No es que se haya corregido el error mencionado, sino que el resultado del ejercicio de 2019 ha sido de -22.175.272€ (es decir, se ha incrementado el deficit en otros 22 millones). De hecho, no solo no se han provisionado los otros 13 millones € que faltaban, por la deuda de Fundación, sino que se han aplicado a ingresos los 13 millones ya provisionados, lo que reduce la cifra negativa de forma algo "pícara", ya que para ello se basan en el "Plan de Fundación" aprobado en enero de 2020 y, por lo tanto, técnicamente, no aplicable a las cuentas de 2019 (algo que disculpa el auditor con benevolencia) y que, en términos financieros, podría ser aceptable.

Pero, con ese criterio, también podríamos decir que los 7.731.314€ que figuran en las cuentas a 31 de diciembre de 2019 (y que son activos financieros, entiendo que fondos de inversión) tienen a día de hoy un valor muy inferior, prácticamente sin beneficio, lo que supondría un incremento del patrimonio negativo en esa diferencia a día de hoy.

Resulta, por lo tanto, un ejercicio algo "tramposo" el de jugar con el pasivo y el activo en una especie de "Regreso al futuro" a beneficio de inventario, porque con ello se pierde la visión real de la situación económico/financiera de la entidad.


¡Y lo que deben representar las cuentas de 2019 es la situación real de la Sgae a 31 de diciembre de 2019!


Traduciendo al lenguaje común de los mortales el término "patrimonio negativo", lo que significa es que la Sgae debía a 31 de diciembre de 2019 más de lo que tenía. Concretamente 29,5 millones más de lo que podría pagar (y eso sin el colchón de 12 millones del "fondo social" y habiendo pasado de unos resultados positivos de los últimos tres años, que disminuían ese deficit cada año, a unos resultados negativos que lo han aumentado en 22 millones solo en 2019, y eso después de haber contabilizado como ingresos los 13 millones de la provisión por la deuda de Fundación y otros 12 millones de la prescripción).


De hecho, en el último año, la actual Junta Directiva, con el permiso de ese aplastante 1,3% de los socios, se ha adjudicado 25 millones del reparto (los 12 de prescripción y los 10 del P.R de la asamblea de enero), sin los que el resultado de su gestión habría sido, no negativa en 22 millones, sino en 47 millones de €.


¿Cuántos socios creen que están al corriente de ello?

(no les pido que me crean a mi, solo que echen un vistazo a los números, que esos no dejan lugar a la duda)


En todo caso, conviene recalcar dos cosas, para que nadie se lleve a engaño:


1- Este deficit no es producto de herencia alguna, sino que los 22 millones negativos con que nos han obsequiado (acumulados a un deficit histórico de 11 millones) son producto exclusivamente de la gestión de la actual Junta Directiva en 2019, con una pérdida de ingresos administrativos provocada esencialmente por una recaudación muy pobre y una deficiente política de contención de costes.

Otro récord histórico que podría apuntarse el señor Onetti, como vicepresidente y miembro de la actual Junta Directiva (junto con el resto de sus colegas, por supuesto) es el de haber triplicado el deficit de Sgae en solo un año de gestión, pero dudo mucho de que esté interesado en esa "medalla".

Eso sí, los socios (así lo ha decidido el pasado día 30 la asamblea) van a pagar más por recibir menos y todavía resuenan los aplausos de algunos...


2- Tampoco tiene relación alguna con la "pandemia" y el "Covid-19", ya que sus consecuencias en el terreno económico no se reflejarán contablemente hasta el año que viene (en las cuentas de 2020, que sí añadirán esta circunstancia a la ya de por sí mala situación financiera, con lo que no les digo lo que vamos a encontrarnos entonces).


Habría muchas otras cosas que comentar sobre el tema financiero y las cuentas (incluidos algunos errores en la numeración de las notas, o un "fondo de maniobra" negativo de 122 millones €, que ha aumentado en 12 millones respecto del año anterior y eso a pesar de haberse adjudicado los 13 millones de la provisión de Fundación, lo que en términos vulgares se traduce en que la sociedad no tendría fondos para atender a su deuda corriente, etc...)


Pero no quiero aburrirlos más de lo que haya podido hacerlo ya.

Sobre todo, teniendo en cuenta que al 94,6% de los socios de Sgae les trae sin cuidado y del 1,6% restante, la gran mayoría ya se ha pronunciado sin necesidad de conocer los detalles prosaicos de unas cuentas que pocos habrán tenido la curiosidad de estudiar mínimamente (siempre salvando las excepciones, que las hay, y me consta) antes de votar con alegre entusiasmo y ninguna pregunta.


Además, ya en otro orden de cosas, alguna de las modificaciones estatutarias aprobadas (esos "flecos" del señor Onetti) a instancias del Ministerio, contribuirán mucho a la debilidad de Sgae (y de la gestión colectiva en general) en beneficio de una gestión "selectiva" y especulativa que hará de los autores un colectivo desprotegido y devaluado (especialmente los más modestos, aunque muchos olvidan la "volatilidad" de la profesión autoral y su "coyunturalidad", lo que debería suponer una alarma para todos, incluidos los que hoy puedan gozar de un mayor éxito).


Esto es algo que ya hemos advertido anteriormente, pero con poco éxito, visto lo visto...


En todo caso, tendremos ocasión de decidir la política y la gestión de Sgae en las próximas elecciones de octubre.

Eso sí, no se percibe mucho movimiento, la verdad, no sé si será por las fechas elegidas.


Según el artículo comentado, "Onetti aún no ha decidido si se presentará porque para ello, según ha explicado, necesitas un equipo y un programa y hasta el momento se ha concentrado durante estos meses en sacar los cambios adelante".


Ya ven, la cosa está complicada y podríamos quedarnos sin líder carismático...


Pero no lo creo, la verdad (sobre todo después de la que han montado para evitar que, por apenas cuatro días, algunos de los actuales directivos incurriesen en la ineligibilidad por la limitación de mandatos).


Se admiten apuestas...


En mi opinión, y llevo algunos años en esto, todo está decidido, atado y bien atado, como ocurría en 2012, y los protagonistas son prácticamente los mismos (los perros y los collares) pero de las elecciones hablaremos otro día.


Si anticiparé que se habla del retorno a puestos de la máxima responsabilidad de un antiguo directivo, que debe haberse gastado ya la generosa indemnización con la que lo obsequiaron quienes aspiran a ocupar de nuevo sus sillones a partir de octubre, y que completaría el círculo de este "día de la marmota" de una Sgae en la que la vida seguirá igual, al menos mientras sobreviva.


Y, esta vez, incluso, puede que ni siquiera haya que cambiar ninguno de los retratos colgados de la pared...


José Miguel Fernández Sastrón

(4 de agosto de 2020)














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