“Cuando cometo alguna tropelía siempre encuentro algún idiota dispuesto a justificarlo en Derecho.”
(Federico II "El Grande", Rey de Prusia)
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Es muy de agradecer que disipen tus dudas de manera tan terminante como lo ha hecho el señor Fermín Cabal, Vicepresidente de Sgae y una de las voces más autorizadas de la "Nueva Normalidad" del señor Onetti, sus aliados y sus asesores de la administración.
Y lo es porque aquello de la "alarma sanitaria" sonaba a camelo "bananero" como justificación a la mayor "cacicada" que recuerdan los anales de la entidad.
Por primera vez, la Asamblea General Ordinaria, que deberá pronunciarse sobre unas cuentas paupérrimas (de las que ya informaremos cuando nos las participen, aunque, lamentablemente, son muy previsibles) y sobre una reforma estatutaria impuesta por la "autoridad competente", entre otras cosas, estará vetada a los socios, que no podrán asistir a la misma (ni a las preasambleas anteriores) y tendrán que conformarse por participar vía "streaming", de forma telemática y, parece ser, monitorizados de cara a asegurar una reunión pacífica y sin tensiones.
Ya lo avisábamos en nuestra anterior entrega (https://www.asesorautor.com/post/sgae-la-nueva-normalidad-de-onetti) y nuestros temores se han confirmado.
La Junta Directiva aprobó la "Pseudo-Asamblea" virtual por 23 votos a favor y solo uno en contra. Claro que, de los 35 miembros de la misma, once se negaron a participar de esa farsa y no emitieron voto alguno, por considerar la propuesta de dudosa legalidad.
Concretamente, dejaron claro, en una carta dirigida al Secretario General, señor Ezpondaburu, que no podían "votar la convocatoria de una Asamblea General para su celebración exclusivamente de forma telemática que, positivamente, sabemos que va a privar de su derecho de asistencia y voto a muchos socios de la Sociedad, sin que se haya examinado esta cuestión al detalle anteriormente a través de las correspondientes Comisiones y Grupos de Trabajo y sin tener conocimiento previo si, legalmente, podemos tomar tal decisión cuando en los Estatutos aprobados en la reciente Asamblea de enero de 2020 no está prevista esta cuestión".
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Pero ya ven, la propuesta de Onetti salió adelante, no solo por la decisión de una mayoría de la Junta Directiva, sino, lo que es más grave incluso, al modo "prusiano", con la aparente bendición del propio Secretario General, supuesto garante de la ortodoxia institucional en los procesos asamblearios, que debió, a nuestro juicio, advertir de la más que posible ilegalidad de la misma, algo que no parece haber ocurrido (ya que, de ser así, su obligación hubiera sido denunciarlo).
Claro que es difícil exigir mucho a un hombre "sin rostro" (el único miembro del staff directivo cuya imagen no aparece en la información que nos proporciona la web oficial de la Sgae), que parece moverse más cómodamente en la oscuridad de una efigie anónima e incluso alternativa.
Hasta el Director General nos muestra su rostro (algo circunspecto, eso sí) sin reparos, pese a su compleja situación "burocrática" (que sí aconsejaría, quizás, cierta discreción a quien, parece ser, se ve obligado a percibir su remuneración en forma de "gratificación", algo que será apasionante cuando se plasme en las cuentas de 2020 y que dará gran oportunidad de lucimiento a nuestros auditores).
Pero, volviendo al asunto que nos ocupa, decíamos que la burda excusa de una hoy inexistente "alarma sanitaria" difícilmente podía justificar la privación de derechos fundamentales a los socios de Sgae, y que detrás de ello se ocultaba una clara intención de evitar las críticas esperables a una gestión francamente mala y a unas propuestas inéditas y muy impopulares (empezando por una subida del descuento de administración sobre la que hemos venido advirtiendo desde hace meses y que han venido negando con el mayor descaro, para intentar imponerla el próximo 30 de julio de forma casi clandestina).
Decía J. Pierpoint Morgan que "Generalmente un hombre tiene dos razones para hacer algo. Una que suena bien y otra que es la real".
En este caso, la primera suena solo regular, pero la segunda parece mucho más ajustada a la circunstancia presente.
Y es el propio Fermín Cabal quien la desvela, en una indiscreta intervención que ha venido circulando durante las últimas horas, al afirmar que "al ser una asamblea telemática, me da la sensación de que no va a ser una asamblea conflictiva, porque, en el momento que alguien se ponga conflictivo, pues le apagan la cámara y se acabo..." (sic)
Pues ya lo saben, tengamos la fiesta en paz y no molestemos a nuestros representantes, que prefieren que los frutos de su "legislatura interrupta" pasen lo más desapercibidos posible, sobre todo de cara al próximo proceso electoral, en el que, seguramente, volverán a ofrecernos sus servicios.
Y si alguno tiene la tentación de protestar, que no se moleste, porque ha quedado muy clarito que, si llegara el caso, "le apagan la cámara y se acabo..."
Vamos, que te lo pueden decir más alto, colega.
No me chilles, que no te veo...
José Miguel Fernández Sastrón
(7 de julio de 2020)
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