¡Ciclos, claro! Hacía muchos años que no escuchaba el disco, así que lo rescaté y volví a empaparme de las ideas que yo mismo había plasmado allí; primero, deduje la metodología de crear las estructuras musicales, y segundo, la dramatización de todo el proyecto, tenía que preparar una historia con planteamiento, nudo y desenlace. Y así nació Ciclos 4.0 (El periplo de las heroínas), mi próximo disco, que será un elepé doble.
("Conversaciones con Teddy Bautista" -Efe Eme)
El ATENEO DE MADRID abrió ayer sus puertas para servir de marco a la presentación del libro "Conversaciones con Teddy Bautista" (Efe Eme), de Luis Lapuente (Doctor Soul), médico de familia, periodista musical y uno de los mayores expertos en música negra y Soul de nuestro país.
En una abarrotada Cátedra Mayor, ante la mirada de ilustres ancestros que penden de las paredes de la imponente sala, que ha albergado lo más granado de nuestro acervo cultural desde su inauguración en el año 1.884, su actual presidente, Luis Arroyo Martínez, inauguró un acto que reunía a un nutrido elenco de compañeros de profesión, amigos y antiguos colaboradores del Compositor, Productor, Artista e irreductible Paladín de los derechos de autor en España, Eduardo (Teddy) Bautista, uno de los últimos baluartes de nuestra Cultura, cuyo empeño en preservar y reivindicar, como raíz "que construye una identidad", le costó ser víctima de una de las más aberrantes tropelías perpetradas en nombre de una Justicia que, con ello, escribió una de las páginas más negras de nuestra Historia reciente.
El libro es una auténtica joya, en la que el autor nos brinda la oportunidad de conocer de primera mano la fascinante trayectoria vital y profesional de Teddy Bautista, desde que, en su Las Palmas de Gran Canaria natal, gateaba bajo el piano de su madre, fascinado por la sonoridad de su música, impregnándose de lo que, a la postre, sería el alimento de su alma inquieta y permeable al constante desafío que mueve al artista, hasta su reciente vuelta a la creación musical, con el mismo entusiasmo que lo motivó en su juventud, al que se unen hoy su experiencia y sus vivencias, que han madurado su música sin perder un solo ápice de curiosidad por todo lo que ocurre a su alrededor y lo que las nuevas tecnologías aportan al creador del siglo XXI.
![](https://static.wixstatic.com/media/f7b048_f4499e916633407eb6722c4412a380a6~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_841,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/f7b048_f4499e916633407eb6722c4412a380a6~mv2.jpg)
"Para ser original, hay que conocer los orígenes" –nos decía en su intervención, rememorando las palabras de Antonio Gades–. Y él, sin duda, los conoció, los degustó y los superó, hasta alcanzar su propia identidad como artista. Todo ello, pasando por una singladura extensa, rica y exitosa, al alcance de muy pocos privilegiados, que ha hecho de él una figura irrepetible y un referente para quienes están llamados a seguir sus pasos en una profesión cada día más difícil y menos valorada por una sociedad indiferente frente a quienes dedican sus vidas a alimentar su núcleo espiritual y llenan el vacío de sonidos y palabras que marcan nuestras vidas para siempre.
Es poco lo que dedica en este libro a ese día aciago en que, como quienes asaltan la guarida de unos delincuentes peligrosos y armados, trepando vistosamente sobre la valla e ignorando unas puertas abiertas que no exigían de tal hazaña, los agentes de la Guardia Civil brindaban un jugoso espectáculo a las cámaras que, desde primera hora de la mañana, aguardaban frente al Palacio de Longoria para ser testigos de una operación policial de la que parecían oportunamente advertidos. Apenas un paseo de puntillas por el fango, en el que, elegantemente, nos esboza el tenebroso rostro de una "causa general", urdida para cerrar su brillante trayectoria frente a una Sgae que vivió, con Teddy al timón, una etapa de esplendor irrepetible que le granjeó la animadversión de aquellos que veían en él un obstáculo para sus intereses, que no eran otros que el expolio de los autores y sus derechos en beneficio de una industria codiciosa y una conjunción mediática dispuesta a acabar con la resistencia a su pretensión de devaluar hasta lo residual (si no abolir) la Propiedad Intelectual y los derechos de los creadores, al menos hasta que un complaciente legislador sentase las bases jurídicas para permitir una vuelta al siglo XIX, en el que el autor cedía sus derechos a cambio de una modesta contraprestación, desligándose del desarrollo comercial de su obra. Seguramente, tendremos que esperar a la publicación de sus anunciadas memorias para conocer una narración más detallada y extensa de esa cacería siniestra que lo mantuvo durante más de diez años bajo el manto, no ya de la sospecha, sino de la condena pública y publicada, hasta que, después de un calvario de desprestigio y privaciones, una sentencia vino a confirmar su inocencia y la evidencia de que había sido víctima de un linchamiento sin precedentes. La noticia, eso sí, a diferencia de lo ocurrido cuando fue acusado de delitos que hoy sabemos que jamás existieron, no ocupó portadas ni titulares en esta ocasión.
Como miembro de la Junta Directiva de Sgae durante su último mandato, tuve algunas discrepancias con Teddy, que llegaron a ser profundas en algún caso. En esas ocasiones, él me invitaba a su despacho, donde me explicaba sus razones e intentaba cambiar mi opinión sobre la cuestión que nos ocupaba. Y alguna vez lo consiguió, aunque no siempre; pero, en todo caso, siempre fue correcto y respetuoso, incluso cuando mi bisoñez me impedía, seguramente, entender que algunas decisiones se fundaban en razones que mi inexperiencia me dificultaba comprender y que él intentaba explicarme con resignada paciencia. Pero de todo ello ya hablaré en otra ocasión, llegado el caso.
No era frecuente ver a un directivo cuestionar al lider carismático en esos tiempos y ello me ocasionó no pocas críticas de mis compañeros de junta, muchos de los cuales, mutaron después a firmes opositores y proactivos detractores del ya detenido Teddy Bautista, manifestando con entusiasmo su condena a la "gestión corrupta" de su hasta hacía poco "Gran Timonel", afeando mi –decían– incomprensible defensa de la presunción de inocencia, que los socios –me amenazaban– no iban a entender en el ambiente de linchamiento generalizado que reinaba por entonces. Y tampoco comprendían mi negativa a unirme al pelotón de fusilamiento, mientras proclamaban a los cuatro vientos su adscripción sin reservas a la "Refundación" que lideraba un recién llegado Antón Reixa (flanqueado, entre otros, por Onetti y Cabal, hoy presidente y vicepresidente de Sgae respectivamente), diseñada por los señores Pablo Hernández y Francisco Galindo en sintonía con un colectivo editorial capitaneado por unas multinacionales que obtenían, por fin, el poder absoluto en la Sgae (apoyados por el resentimiento, en unos casos, y la ingenuidad, en la mayoría, de los miembros de los colectivos Dramático y Audiovisual).
Los resultados de ello están hoy a la vista...
Pero, volviendo al ATENEO, si leer el libro que nos presentaron ayer (https://tienda.efeeme.com/libros/842-conversaciones-con-teddy-bautista.html) es un deleite para todo aquel que ame la música y quiera profundizar en la trayectoria de Teddy Bautista, ese gran desconocido al que todos creen conocer, no lo fue menos escuchar su intervención ayer en la Cátedra Mayor, un marco que parecía fundirse con el discurso de quien, desde la finura de un cuidado y preciso lenguaje, en fondo y forma, nos recordaba que defender la Cultura empieza por saber expresar su excelencia en palabras, algo cada vez más difícil de encontrar en nuestros días.
José Miguel Fernández Sastrón
(29 de junio de 2023)
Comments